En noviembre de 2016, un tigre fue sustraído del circo Los Valentinos, en Aragua, Venezuela, cerca de la cárcel de Tocorón, sede de operaciones del Tren de Aragua.
El propietario del circo es la familia Fuentes Gasca, originaria de México. El gobernador entonces era Tareck El Aissami, un alto jerarca del chavismo, hoy encarcelado por corrupción.
El Aissami negó que se tratara de un ajuste de cuentas por no pagar una extorsión. Sin embargo, Roxana, pareja de uno de los líderes del Tren de Aragua, relató que buscaban un macho para aparearse con una tigresa en celo.
La historia es narrada por la periodista venezolana Ronna Rísquez en su libro “El Tren de Aragua” (editorial Dahbar, 2023).
Representantes del circo fueron a Tocorón para recoger al tigre, logrando eludir un pago de extorsión. Pero debieron realizar una función gratuita para los hijos de presos.
En diciembre, servicios de inteligencia de EE. UU. compartieron con Donald Trump un informe sobre el alcance del Tren de Aragua en el crimen organizado. Trump quedó sorprendido por su poder y fuerza.
Los líderes del Tren de Aragua, conocidos como “los tres papás”, son Héctor Rustherford Guerrero Flores (“niño Guerrero”), Yohan José Romero (“Johan Petrika”) y Larry Amaury Álvarez Núñez (“Larry Changa”).
“Larry Changa” fue ubicado por la inteligencia de EE. UU. a cuatro calles del Palacio de la Moneda en Santiago de Chile, donde trabajaba como cocinero.
El Tren de Aragua nació en 2014 y busca seguir el legado de bandas anteriores. La familia del dictador Maduro fue vinculada con la banda tras la detención de dos sobrinos de su esposa, Celia Flores.
Un aspecto sorprendente del informe a Trump fue la explotación de una mina de oro por parte del Tren de Aragua.