a woman with a black shirt and a blue background with a black and white photo of her face and the wo

Web Editor

Gordura, delgadez y estigma: una batalla silenciosa

Desde mi juventud, la relación con mi cuerpo ha sido una lucha constante. Durante la adolescencia, ser considerada “gordita” me hizo blanco fácil de una sociedad que idealizaba cuerpos delgados hasta el extremo.

Revistas, pasarelas y conversaciones familiares repetían un mismo mensaje: ser delgada era clave para el éxito, la aceptación y el amor. Sin embargo, ahora como adulta y con un cuerpo naturalmente delgado, me enfrento al estigma de la “delgadofobia”. Comentarios como “deberías comer más” o “pareces enferma” forman parte de mi vida diaria.

El cuerpo: espejo de la época

La percepción de nuestros cuerpos no ha sido constante. En sociedades antiguas, los cuerpos voluminosos eran símbolos de fertilidad y abundancia. Sin embargo, a partir del siglo XX, las industrias de la moda y la publicidad impusieron estándares cada vez más estrechos.

Desde Twiggy en los años 60 hasta los cuerpos hiperatléticos y digitalmente retocados de hoy, el “cuerpo ideal” ha mutado al ritmo del mercado: siempre inalcanzable, siempre exigiendo más.

Dos caras de la misma moneda

La gordofobia es el prejuicio hacia los cuerpos grandes, con impactos en la autoestima y la salud mental. La delgadofobia también existe, minimizando el malestar de quienes son criticados por ser “demasiado delgados”.

Ambas formas de discriminación comparten una incapacidad para aceptar la diversidad corporal. Nos enseñan a ver el cuerpo como un objeto a corregir, no como un hogar digno de cuidado y amor.

Distorsión de la imagen corporal y trastornos de la alimentación

La exposición constante a estándares inalcanzables y el peso del estigma social alimentan la distorsión de la imagen corporal, que puede derivar en dismorfia corporal o problemas de la conducta alimentaria.

Los trastornos de la alimentación van en aumento, especialmente entre adolescentes, exacerbados por las redes sociales y los filtros digitales. No son simples enfermedades de vanidad, sino manifestaciones graves de un profundo sufrimiento psíquico.

¿Cómo sanar nuestra relación con el cuerpo?

  • Reconocer la diversidad corporal como hecho biológico
  • Dejar de comentar cuerpos ajenos
  • Consumir contenido que celebre cuerpos diversos
  • Cuidar el cuerpo desde el amor, no desde el odio o el miedo

Buscar apoyo terapéutico si es necesario y recordar que eres una mente, un espíritu y una vida que habitan un cuerpo. No deberías pedirle perdón al mundo por su forma.