Un Legado de Presión Económica y la Actual Negociación Comercial
En los últimos meses he estado sumergiéndome en la historia de México, específicamente en las décadas de los años 20 y 30 del siglo pasado. Me ha resultado fascinante observar cómo, durante el gobierno de Adolfo de la Huerta, tras el asesinato del presidente Carranza, el gobierno estadounidense liderado por Woodrow Wilson se negó a reconocer diplomáticamente al nuevo presidente mexicano. Esta negativa no fue un incidente aislado, sino parte de una estrategia más amplia que se ha repetido a lo largo del tiempo.
La situación en la época de Wilson se caracterizó por una demanda de reconocimiento diplomático, pero también por una exigencia adicional: que México aceptara las concesiones otorgadas a los empresarios estadounidenses. Esta postura reflejaba una política de influencia y control sobre la economía mexicana, buscando asegurar que los intereses estadounidenses fueran priorizados.
Esta situación no fue única. Desde entonces —como ya ocurría antes—, los presidentes estadounidenses han mantenido una estrategia de presión constante sobre México. Recordemos por ejemplo que de 1986 a 2001 la administración estadounidense certificaba o no que México cooperara con la lucha contra el narcotráfico. De haber perdido la certificación, Estados Unidos habría cancelado apoyo financiero, técnico y habría votado en contra de que instancias multilaterales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) otorgaran préstamos al país. Esta política de “o haces lo que te pedimos, o te castigamos” se ha convertido en un patrón recurrente.
En el contexto actual, la propuesta de revisión arancelaria que plantea el presidente Trump se asemeja a estas políticas anteriores. La administración de Trump parece adoptar una postura similar: “o le haces como yo digo, o te castigamos con aranceles”. Esta actitud se percibe como grosera, ya que las administraciones de Biden y Obama, así como la segunda administración Bush, parecían mantener una apariencia de “buenas maneras”, buscando evitar confrontaciones directas.
Sin embargo, esto no significa que dejaron de presionar a México para que actuara según los intereses de Estados Unidos. La política estadounidense ha buscado influir en las decisiones económicas y políticas de México, a menudo utilizando la amenaza de sanciones o la suspensión de ayuda financiera como herramienta de presión.
La situación actual se complica aún más con la renegociación del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (T-MEC). Se reporta que la administración Trump podría exigir cambios en los artículos constitucionales de México que regulan a Petróleos Mexicanos (PEMEX) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE). Estos artículos protegen las inversiones estatales en los sectores energético y eléctrico, y su modificación podría abrir el sector a la inversión privada extranjera.
Para Morena, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, estas exigencias representan un obstáculo significativo. El partido político ha defendido los artículos en cuestión como pilares de la soberanía nacional y la independencia energética. Se espera que la presidenta López Obrador esté entre las exigencias de Washington y las de sus propios partidarios, enfrentando una encrucijada política sin salida fácil.
Desde hace años, se ha argumentado que México debe abrir otros mercados para evitar depender de lo que Estados Unidos le pida. En 2024, según un análisis de BBVA Research, el 84 por ciento de las exportaciones mexicanas se destinaron a Estados Unidos. Una alternativa radical sería aceptar que México es parte de una comunidad trasnacional que supera nuestra soberanía y negociar una unión no solo comercial, pero esto implicaría renunciar a gran parte de nuestra capacidad para decidir nuestro futuro económico.
Preguntas y Respuestas Clave
- ¿Por qué EE.UU. ha ejercido presión sobre México a lo largo de la historia?
- Para asegurar que los intereses estadounidenses sean priorizados y para influir en las decisiones económicas y políticas de México.
- ¿Qué se busca con la propuesta actual de revisión arancelaria?
- Cambiar los artículos constitucionales que regulan a PEMEX y CFE, abriendo el sector energético y eléctrico a la inversión privada extranjera.
- ¿Cuál es el principal desafío para Morena en la renegociación del T-MEC?
- Encontrar un equilibrio entre las exigencias de Estados Unidos y la defensa de los artículos constitucionales que protegen la soberanía nacional y la independencia energética.
- ¿Qué alternativas propone México además de abrir mercados?
- Negociar una unión no solo comercial, pero esto implicaría renunciar a gran parte de nuestra capacidad para decidir nuestro futuro económico.