El Trabajo Remoto y sus Desafíos Ocultos
En estos momentos, nos enorgullecemos de las “nuevas formas de trabajar”, pero nos estamos volviendo miopes a sus grandes, inmensas áreas de oportunidad. El trabajo remoto y el “home office” han sido presentados como la solución al futuro, pero ¿estamos realmente considerando todas las implicaciones de esta transformación? De hecho, conozco a más adultos que niños jugando rayuela, solo que en una versión más moderna, más tecnológica: pasan todo el día de cuadrito en cuadrito, de pantalla en pantalla, hasta que llegan a este “cielo” que, lejos de ser el paraíso, es el momento en el cual pueden empezar a trabajar.
Y es que en eso se han convertido los días de los privilegiados del “home office” y el “trabajo remoto”. Naturalmente eso no le ocurre al 95% de la población trabajadora, la cual sigue tomando el transporte urbano para llegar a su lugar de trabajo, hacer lo que su empleo demanda y regresar una vez concluida su jornada laboral.
Pero hablemos del microcosmos, del 5%, que si fueran visualizados en un diagrama de Venn habría una alta coincidencia con quienes dirigen una organización. No nos limitemos, sin embargo, a los líderes, sino a los equipos que, por diseño o por azar, interactúan a través de pantallas saltando –como en la rayuela – de una caja a la otra.
Debo señalar que de ninguna manera estoy en desacuerdo con el trabajo remoto, ha creado una nueva manera de interactuar, ha dado resultados –en el 2020 muchas compañías nacieron así y no han visto otra manera de trabajar–. Ha generado ventajas incalculables en el uso del tiempo, en muchas ocasiones confundidas como productividad. Sin embargo, señalar la relevancia y viabilidad de esta “rayuela corporativa” no implica hacer caso omiso a las grandes pérdidas que ello conlleva, particularmente cuando el empleo se considera “totalmente remoto”, cuando no hay, por diseño, esquemas híbridos.
Conozco una persona que ya lleva trabajando más de un año en una posición de alta dirección. Su equipo es muy grande y su impacto en la organización relevante; pues esta persona no ha conocido físicamente ni a uno solo de los miembros de su equipo desde que entró a la organización, ni siquiera a quien ejerce la Dirección General de la misma. Ya sé que la etiqueta “normal” ha sufrido múltiples cambios… pero ¿está esto bien? ¿no hará falta mezclarle un poco de lo que hemos practicado como especie en los últimos 10,000 años?
La Pérdida de la Conexión Humana
Podría decirse que hoy evidentemente actuamos virtualmente en sociedad, nos interrelacionamos, y de ahí se cuelgan los defensores de estos modelos totalmente remotos para defenderlos. Hay, sin embargo, una inmensa diferencia, hemos perdido la capacidad de conocernos –hemos convertido la jornada de trabajo en unidades cerradas, finitas y limitadas a la atención de asuntos específicos–.
Hace poco tiempo, un colega me comentaba el modelo de gestión de un empresario del norte del país: “Cuando los temas son complicados, lo que hace es invitar a todos a una carne asada en su casa, ahí se gastan toda la tarde viendo los planes, aclarando fricciones y salen alineados y con un sentido de equipo”. Puede sonar coloquial, pero resulta inmensamente poderoso. Se trata de rescatar, por lo menos de vez en cuando, el poder de la interacción personal, donde la “carne asada” se convierte en el fuego tribal, el lugar que reúne a todos alrededor de un propósito y de una razón común.
Preguntas y Respuestas Clave
- ¿Es el trabajo remoto siempre una buena opción? Dependiendo de la naturaleza del trabajo y las personas, puede serlo. Pero requiere un diseño consciente para evitar el aislamiento y la pérdida de conexión.
- ¿Cómo podemos mitigar los efectos negativos del trabajo remoto? Fomentar reuniones presenciales ocasionales, actividades de team building y espacios para la comunicación informal.
- ¿Cómo podemos mantener un sentido de equipo cuando los miembros del equipo no se encuentran físicamente? Utilizar herramientas de comunicación efectivas, establecer canales de comunicación claros y promover la confianza entre los miembros del equipo.
- ¿Es posible encontrar un equilibrio entre el trabajo remoto y la interacción presencial? Sí, con una estrategia que combine lo mejor de ambos mundos, reconociendo las necesidades individuales y los objetivos del equipo.
- ¿Cómo podemos abordar situaciones complejas que requieren discusión y colaboración? Considerar reuniones presenciales, incluso si son cortas y enfocadas en el tema.