La reciente Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos (OEA) ha revelado una profunda crisis interna, marcada por la búsqueda de un enfoque conciliador con regímenes dictatoriales y el inminente retiro de Estados Unidos. Esta situación plantea serias interrogantes sobre el futuro del organismo y su capacidad para promover la democracia en las Américas.
El nuevo Secretario General, Albert Ramdin, ha adoptado una política de “cohabitación” y diálogo con líderes como Nicolás Maduro en Venezuela, a pesar de que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha reconocido su responsabilidad en el terrorismo de Estado. Esta postura se traduce en una falta de condena y presión sobre los presos políticos, cuyo número asciende a casi mil.
La OEA ha optado por ignorar las atrocidades del régimen de Ortega en Nicaragua, que incluye la persecución y encarcelamiento de sacerdotes y obispos, así como la confiscación de propiedades. El gobierno de Ortega es tratado con una deferencia inusual, reflejando una alianza tácita con Cuba, donde la dictadura ha mantenido el poder durante 66 años. La OEA parece minimizar o ignorar el sufrimiento de los miles de presos políticos cubanos.
Esta nueva dirección en la OEA se asemeja a una estrategia de “salvar cara”, donde el organismo busca mantener su relevancia y recursos, incluso si eso implica comprometer sus principios democráticos. La organización se ha enfocado en iniciativas como las misiones de Observación Electoral, aunque incluso estas han sido objeto de críticas y desconfianza, como se evidenció en México, donde la OEA no recomendó celebrar elecciones judiciales.
El conflicto entre China y Estados Unidos se manifiesta en la OEA, con intercambios diplomáticos sobre quién debe liderar la agenda hemisférica. China busca expandir su influencia, mientras que Estados Unidos está considerando retirarse de la organización.
¿Qué Sirve Todavía en la OEA?
A pesar de su declive, algunos elementos de la OEA aún pueden ser útiles. Las misiones de Observación Electoral, aunque a menudo criticadas por su independencia y la desconfianza generada, pueden proporcionar información valiosa sobre procesos electorales. Sin embargo, incluso esta herramienta se ha visto comprometida por la falta de rigor y la influencia política.
La CIDH, que teme la elección de Rosa María Payá en México, hija del asesinado Oswaldo Payá, es objeto de ataques y descalificaciones por parte de los regímenes que busca denunciar. La OEA, en lugar de protegerla, a menudo se muestra reacia a apoyar sus esfuerzos.
La OEA ya no es un Secretario General de la organización, sin embargo, es el rostro más visible y una voz poderosa en temas hemisféricos. La decisión de ignorar que existen dictaduras en Cuba, Venezuela y Nicaragua es grave, peligrosa y sospechosa.
El declive de la OEA no debe ser el fin de la lucha por la democracia. Las dictaduras de Cuba, Nicaragua y Venezuela seguirán siendo denunciadas por sus crímenes y aunque la OEA les de un cheque en blanco nosotros no lo haremos. Jamás!
Preguntas y Respuestas Clave:
- ¿Por qué la OEA ha adoptado una política de “cohabitación” con dictadores? La respuesta es una estrategia para mantener la organización activa y relevante, buscando evitar confrontaciones directas y preservar sus recursos.
- ¿Qué se entiende por “cheque en blanco” que la OEA otorga a las dictaduras? Se refiere a una falta de condena y presión sobre los regímenes, permitiéndoles continuar sus políticas sin enfrentar sanciones o aislamiento internacional.
- ¿Por qué la CIDH es objeto de ataques? Debido a que denuncia lasatrocidades de los regímenes que busca denunciar.
- ¿Por qué es importante seguir denunciando las dictaduras? Porque la falta de condena y presión perpetúa sus crímenes y dificulta la posibilidad de cambio democrático.
El autor es periodista exiliado, exembajador ante la OEA y exmiembro del Cuerpo de Paz de Noruega (FK). Es exalumno del Seminario de Seguridad y Defensa del National Defense University y el curso de Liderazgo de Harvard.