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Tasa de Interés: ¿Estabilidad o Alivio Fiscal?

El Desafío Inflacionario y la Decisión del Banco de México

Cuando los precios suben y las tasas bajan, alguien no está haciendo su trabajo, o lo está haciendo demasiado bien para otro….  Macraf

Uno de los principales deberes de la política monetaria en cualquier país es mantener la estabilidad de precios y, con ello, el poder adquisitivo de la moneda. La importancia de las decisiones en esta materia radica en garantizar que las personas puedan consumir una cantidad constante de bienes y servicios a lo largo del tiempo. Cuando esto no ocurre, se entra en un proceso inflacionario: los precios aumentan de manera generalizada y, como consecuencia, el ingreso disponible alcanza para menos. En otras palabras, se pierde capacidad de compra y se reduce la satisfacción de las necesidades básicas.

En el caso mexicano, la institución encargada de mantener esa estabilidad es el Banco de México. Como ocurre con los bancos centrales a nivel internacional, sus decisiones deben responder no sólo a las condiciones del mercado, sino también a la realidad que viven los consumidores. En ese sentido, la herramienta más importante con la que cuenta es la tasa de interés de referencia.

Esta tasa opera como un mensaje al mercado. Si se incrementa, se busca fomentar el ahorro y la inversión sobre el consumo. Si se reduce, el mensaje es contrario: se incentiva el consumo al hacer más accesible el crédito y menos atractivo el ahorro. Por su impacto inmediato, las decisiones sobre la tasa se publican justo al finalizar cada reunión de la Junta de Gobierno del banco central.

La decisión más reciente del Banco de México fue precisamente bajar la tasa de referencia de 8.5% a 8.0%. Sin embargo, este movimiento se produce en un contexto donde todos los indicadores apuntan hacia una presión inflacionaria creciente. Entre abril y la primera quincena de junio, la inflación general subió de 3.93% a 4.51%, rebasando el límite superior de la meta oficial. La inflación subyacente —la que excluye los precios más volátiles— también pasó de 3.93% a 4.20%, y, por si fuera poco, las expectativas de inflación general para 2025 se han ajustado al alza.

Reducir la tasa justo en ese escenario es, cuando menos, contradictorio con el mandato constitucional del banco central. Esta decisión pone sobre la mesa un debate necesario: ¿tiene sentido mantener una meta rígida de inflación, donde incluso una tasa menor al 2% sería considerada indeseable? La ley establece como ideal un rango entre 2% y 4%, lo cual significa que, en teoría, una inflación de 1% requeriría medidas correctivas para… elevar los precios. Un contrasentido técnico que amerita una revisión de fondo sobre el mandato legal del banco central.

Pero el verdadero problema no es sólo la rigidez normativa. Lo preocupante es que la reducción reciente en la tasa de referencia parece responder menos al objetivo de controlar la inflación y más a un intento por aliviar los compromisos financieros del gobierno federal. Recordemos que, aunque no se contrajo deuda externa de forma agresiva, la administración pasada y la actual han incrementado considerablemente la deuda interna. Al bajar la tasa, se reduce el costo de financiamiento del gobierno y se liberan recursos… a costa del bolsillo de los ciudadanos.

El mensaje es claro: poco importa que los precios estén subiendo, mientras el gobierno gaste menos en intereses y tenga más margen para canalizar fondos a donde mejor le convenga. Si ese margen se utilizara para reforzar áreas como salud, seguridad o educación, el sacrificio tendría sentido. Pero si se destina a mantener programas sociales clientelares y de corto plazo, sin impacto estructural, entonces estamos ante una estrategia cuestionable que perjudica a todos, especialmente a quienes menos tienen.

Porque, como ya se dijo en otras ocasiones, los hogares “tienen ahorros suficientes” para enfrentar cualquier dificultad… hasta que se topan con la inflación. Esa que no distingue entre ingresos altos o bajos, y que afecta tanto al que apenas subsiste como al que produce y genera empleo.

Las decisiones del Banco de México deben tener como objetivo proteger el poder adquisitivo y la estabilidad económica del país. En cambio, hoy parecen diseñadas para aliviar los compromisos financieros del Estado, aunque eso implique debilitar aún más las condiciones de las familias mexicanas.

De esta forma, seguimos viviendo entre cifras que brillan y bolsillos que no alcanzan.

*El autor es académico de la Escuela de Gobierno y Economía y de la Escuela de Comunicación de la Universidad Panamericana, consultor experto en temas económicos, financieros y de gobierno, director general y fundador del sitio El Comentario del Día y conductor titular del programa de análisis: Voces Universitarias.

Contacto y redes: eduardolopezchavez.mx/redes


Preguntas y Respuestas Clave

  • ¿Cuál es el principal objetivo de la política monetaria? Mantener la estabilidad de precios y el poder adquisitivo de la moneda.
  • ¿Qué es la tasa de interés de referencia? Es la herramienta principal que utiliza el Banco de México para enviar un mensaje al mercado sobre su política monetaria.
  • ¿Cuál fue la reciente decisión del Banco de México? Bajar la tasa de referencia de 8.5% a 8.0%.
  • ¿Por qué esta decisión es controvertida? Porque se toma en un contexto de creciente inflación y podría estar motivada por aliviar los compromisos financieros del gobierno, en lugar de controlar la inflación.
  • ¿Qué significa una inflación de 1%? Que requeriría medidas correctivas para elevar los precios, lo cual es un contrasentido técnico.