Cambios Estructurales y la Priorización de Culturas Desfavorecidas
El antropólogo Diego Prieto Hernández, quien durante nueve años lideró el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), ha presentado su renuncia al cargo. Esta decisión llega en un momento de profundos cambios estructurales en materia patrimonial, marcados por la ausencia de la secretaria de Cultura federal, Claudia Curiel de Icaza. Prieto explicó que su salida responde a una visión compartida con la presidenta Claudia Sheinbaum, quien buscaba un gobierno que promoviera una transformación en favor de los sectores más desfavilizados de la sociedad, incluyendo a las clases y sectores subalternos, los pueblos indígenas y afromexicanos.
La renuncia de Prieto se produce en un contexto donde la Secretaría de Cultura está implementando cambios significativos, como la creación de una nueva unidad llamada “Unidad de Culturas Vivas, Patrimonio Inmaterial e Interculturalidad”, según se detalla en el nuevo reglamento de la Secretaría. Esta iniciativa busca integrar elementos del INAH con otras instituciones para abordar el patrimonio cultural en su totalidad, incluyendo tanto el patrimonio monumental como las expresiones culturales inmateriales.
Un Enfoque Integral del Patrimonio Cultural
Prieto argumentó que, si bien el INAH cuenta con un robusto entramado jurídico e institucional para el cuidado del patrimonio monumental, era necesario un enfoque más amplio y conectado con las comunidades. Consideraba que los gobiernos de transformación, enfocados en la justicia social y el desarrollo de las regiones indígenas, debían articular una política cultural que no se limitara a la conservación del patrimonio, sino que promoviera su uso y valor social. En este sentido, enfatizó la importancia de apoyar a las “Culturas Populares”, promotores culturales que trabajan en el territorio con recursos limitados y salarios bajos, destacando la necesidad de reconocer su labor y brindarles el apoyo necesario.
El antropólogo señaló que su visión se centraba en construir una entidad que pudiera acercarse y acompañar a las comunidades de México, trabajando directamente con ellas y reconociendo su protagonismo. Esta visión se tradujo en la creación de una nueva unidad, que combinaría la experiencia académica del INAH con el conocimiento y la práctica de los promotores de Culturas Populares, buscando un equilibrio entre la investigación académica y el trabajo social y cultural en territorio.
Un Triángulo Virtuoso: INAH, Inbal y Inali
Prieto explicó que el nuevo proyecto se basaría en la creación de un “triángulo virtuoso” con otras instituciones clave, como el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal) y el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (Inali). Esta colaboración permitiría desarrollar una política cultural integral, que aborde el patrimonio en su totalidad y apoye las iniciativas de desarrollo de los pueblos indígenas a través de planes de justicia regionales. Además, se buscaría una relación transversal con el Instituto Nacional de Pueblos Indígenas (INPI), para nutrir los programas y acciones que impulsan desde esta institución.
Preguntas y Respuestas Clave
- ¿Por qué renunció Diego Prieto? El antropólogo explicó que su decisión responde a la necesidad de impulsar una transformación en favor de los sectores más desfavilizados, incluyendo a las culturas populares y los pueblos indígenas.
- ¿Qué se espera de la nueva unidad? Se busca integrar el INAH con otras instituciones para abordar el patrimonio cultural en su totalidad, promoviendo la participación y el protagonismo de las comunidades.
- ¿Cuál es el papel del Inbal y el Inali? Se espera una colaboración estrecha para desarrollar políticas culturales integrales y apoyar las iniciativas de los pueblos indígenas.
- ¿Por qué es importante el trabajo con las Culturas Populares? Prieto destacó su labor en el territorio, con recursos limitados y salarios bajos, resaltando la necesidad de reconocer su valor y brindarles apoyo.
- ¿Por qué se busca una relación transversal con el INPI? Para nutrir los planes de justicia que se desarrollan en las distintas regiones indígenas de México.