El “té por ocho”, una bebida caliente y especiada, fue un elemento fundamental en la alimentación de los trabajadores de la Ciudad de México durante y después de la Revolución Mexicana. Esta bebida, que hoy ya no se vende por tan solo ocho centavos, representa un momento crucial en la historia gastronómica y social de la ciudad, reflejando las limitaciones económicas y la ingeniosidad culinaria de una época.
El Contexto Histórico: La Dificultad Económica
Después de la Revolución Mexicana (1910-1920), la economía de México, y particularmente la de la Ciudad de México, estaba sumida en una profunda crisis. Los jornaleros, quienes representaban una parte significativa de la población trabajadora, recibían salarios extremadamente bajos – entre 25 y 50 centavos por un día de trabajo. En este contexto, la comida se convirtió en un lujo que pocos podían permitirse regularmente. El “té por ocho” surgió como una solución práctica y accesible para calmar el hambre y el frío, especialmente durante las frías noches de la ciudad.
El Té por Ocho: Ingredientes y Preparación
Las preparaciones de “té por ocho” eran sencillas y utilizaban ingredientes locales y asequibles. La base era el agua caliente, que se combinaba con canela en polvo, hojas de naranjo (un tipo de cítrico común en México) o hierbas de temporada. Sin embargo, el ingrediente clave y distintivo era el piquete: un aguardiente de caña, un destilado barato y fuerte, que le daba al brebaje su sabor dulce, especiado y con un golpe seco de alcohol. Este aguardiente no solo aportaba sabor, sino también calor y energía para afrontar la jornada laboral.
Las Cocinas de Barrio: Refugios Gastronómicos
Las cocineras que preparaban el “té por ocho” eran mujeres que trabajaban desde la madrugada, encendiendo anafres –estufas de gas– en barrios obreros como la Doctores y la Obrera. Estos lugares improvisados, lejos de ser cafeterías elegantes o bares clandestinos, eran refugios gastronómicos donde los obreros, artesanos y bohemios podían encontrar un respiro y una bebida caliente. El ambiente era informal, comunitario y lleno de historias.

Holding a plastic cup of yellow drink. High quality photo
El Origen del Nombre: “Té por Ocho” y su Significado Social
El nombre “té por ocho” es una simplificación fonética del nombre original de la bebida: “té por ocho centavos”. Sin embargo, el término trascendió su función como nombre de la bebida y se convirtió en un símbolo. El cine y la literatura popular, a lo largo del siglo XX, utilizaron la imagen del “té por ocho” como un personaje urbano, representando a los trabajadores y la vida cotidiana de la Ciudad de México. En esencia, el nombre es un testimonio de una práctica culinaria que dio identidad a los barrios y sostuvo cuerpos y espíritus con una bebida caliente y alcohólica.
El Té por Ocho en la Memoria Gastronómica
Hoy en día, el “té por ocho” ya no se vende por tan solo ocho centavos y los anafres de la madrugada han desaparecido. Sin embargo, la memoria del brebaje persiste como un elemento fundamental de la gastronomía popular mexicana. El “té por ocho” representa la capacidad de adaptación y la ingeniosidad culinaria de un pueblo que, incluso con recursos limitados, sabió alimentar y reconfortar a sus habitantes.
Preguntas y Respuestas Clave
- ¿Qué era el “té por ocho”? Era una bebida caliente y especiada, hecha con agua, canela, hojas de naranjo y un aguardiente de caña (piquete).
- ¿Quién lo preparaba? Mujeres que trabajaban desde la madrugada en cocinas improvisadas de barrios obreros.
- ¿Por qué era tan popular? Debido a la extrema pobreza de la época y la necesidad de una bebida caliente y energizante para los trabajadores.
- ¿Cómo se originó el nombre “té por ocho”? Como una simplificación fonética del nombre original de la bebida.
- ¿Qué representa el “té por ocho” hoy en día? Un símbolo de la ingeniosidad culinaria y la capacidad de adaptación de una cultura que, incluso con recursos limitados, sabió alimentar a sus habitantes.