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El Presupuesto 2026: Una Trama Política en Números

La Presentación Anual del Presupuesto: Un Ritual Político

Cada septiembre, el mismo escenario se repite. El secretario de Hacienda entra con su carpeta llena de cifras y supuestos, presentando el presupuesto para el próximo año ante la Cámara de Diputados. Independientemente de qué partido gobierne o si hay oposición, el proceso sigue una fórmula predecible: la presentación de cifras y luego la inevitable transformación en una trama política, llena de suspenso, reclamos y un final anunciado.

El Guion Conocido

El proyecto de presupuesto llega con una hoja de ruta: se proyecta un crecimiento económico, la evolución del tipo de cambio, las expectativas de inflación y el déficit. Con estos supuestos se calcula el tamaño de la “cobija” –la cantidad total de dinero disponible–. No hay magia: el dinero es finito, y la discusión no se centra en si alcanza para todo, sino en qué se puede cubrir y qué no. En ese momento, el presupuesto deja de ser una simple contabilidad y se convierte en una declaración ideológica: qué entiende el gobierno por bienestar y crecimiento.

En los años de la 4T (Cuarta Transformación), el sello fue claro: programas sociales como columna vertebral y recursos abundantes a obras emblemáticas –Tren Maya, Corredor Interoceánico, Dos Bocas, AIFA– que expresaban prioridades y una visión de desarrollo. El presupuesto 2026 volverá a decirnos, con pesos y centavos, qué entiende el gobierno por bienestar y crecimiento.

La Cobija y la Cama

Utilizo la metáfora de la cobija para entender el presupuesto. El tamaño de la cobija es directamente proporcional al tamaño del presupuesto. La “cama” representa todas las necesidades: seguridad, salud, educación, campo, infraestructura, cultura. Ningún año la cobija alcanza a cubrir por completo la cama. Siempre habrá algo que queda descubierto. Si el dinero fuera infinito, la decisión sería fácil: cubrir todas las necesidades. Pero como no lo es, la política implica elegir a quién abrigar más y quién debe esperar su turno.

Esta tensión es honesta y permanente. No hay “presupuesto neutral”: toda asignación implica una renuncia. El reto es explicitarla, medirla y sostenerla.

La Oposición y el Papel Fácil

En el otro lado, la oposición cumple su rol: señalar lo desvestido. “Falta en educación”, “recortan a cultura”, “descuidan estados”. Es un trabajo cómodo porque no obliga a decir de dónde se quita para poner en otro lado. La pregunta incómoda rara vez tiene respuesta: “¿qué parte de la cama destapamos para cubrir esa esquina?”. La crítica tiene mérito –la política también es priorizar distinto–, pero sin la contraparte del ajuste se queda en postura.

Cómo Acaba Casi Siempre

El tercer acto tiene dos finales posibles. Uno, el más común: horas extras, reservas, negociaciones y retoques; algunas reasignaciones para construir mayorías y una aprobación al filo del plazo legal. Dos, el final exprés: mayoría disciplinada, discusión ruidosa, cambios menores y voto en bloque. En épocas pasadas, se llegó a hablar de “etiquetados” generosos para distritos o de incentivos opacos a legisladores. Hoy el contexto es otro, pero la memoria colectiva recuerda esas escenas.

Para 2026 el desenlace parece claro: Morena y aliados tienen mayoría para aprobar el paquete. Podrán escuchar reclamos, tolerar filibusterismo retórico y, si lo consideran útil, ajustar líneas finas. Pero el trazo grueso lo definirá el propio gobierno. Si hay cambios, serán desde dentro de la coalición, no por imposición opositora.

Qué Mirar en las Próximas Semanas

* **Supuestos macro:** Si el crecimiento estimado luce optimista, la cobija se hace grande en el papel, pero chica en la realidad; después llegan los recortes.
* **Prioridades explícitas:** ¿Se preserva el peso de los programas sociales? ¿Se reorientan recursos de grandes obras a mantenimiento y servicios? Eso define la identidad del sexenio.
* **Seguridad y estados:** La presión por más recursos es transversal. Veremos si hay mecanismos compensatorios o sólo reasignaciones.
* **Transparencia y evaluación:** Anexos, reglas y metas importan tanto como los montos. Un buen presupuesto también se gestiona bien.

Preguntas y Respuestas Clave

  • ¿Qué es el presupuesto? Es la herramienta que define cómo se gastará el dinero público en un año.
  • ¿Por qué es un proceso político? Porque implica negociaciones, concesiones y la búsqueda de apoyos para su aprobación.
  • ¿Qué significa “cobija”? Es la cantidad total de dinero disponible para asignar a las diferentes necesidades del país.
  • ¿Qué ocurre si el crecimiento es optimista? Se genera una “cobija” grande en los papeles, pero luego pueden surgir recortes para ajustarla a la realidad.
  • ¿Cuál es el papel de la oposición? Señalar las posibles deficiencias y buscar alternativas para mejorar el presupuesto.

Este documento presenta una descripción detallada del proceso de presentación y aprobación del presupuesto, destacando su naturaleza política y los desafíos que implica.