El cambio climático está transformando los océanos de maneras profundas, afectando no solo la temperatura global, sino también el oleaje y las rutas marítimas. Esta investigación explora cómo estos cambios podrían remodelar la geopolítica mundial, especialmente en el Mediterráneo y otras regiones clave.
El Ártico: Menos Hielo, Más Olas
Los estudios científicos se centran cada vez más en las proyecciones de temperatura derivadas de las emisiones de gases de efecto invernadero, pero también se observa un impacto significativo en el oleaje. Investigadores de la Universidad del País Vasco han analizado cómo el sistema atmósfera-océano terrestre absorbe los cambios de temperatura, lo que lleva a patrones complejos y desiguales en diferentes mares.
Los resultados indican que la evolución del viento y la altura de las olas será muy desigual, con el Ártico sufriendo el incremento más importante de viento y oleaje hasta finales del siglo XXI. Esto dificultará la navegación, incluso sin hielo, y podría hacer que el tránsito comercial por el Polo Norte siga siendo casi imposible.
El Mediterráneo: Olas, Energías Renovables y Seguridad
El Mediterráneo se destaca como un eslabón clave en una segunda ruta marítima: la del petróleo y gas que se teje desde el Índico hacia Europa. En nuestra investigación, ambos mares muestran un comportamiento opuesto al del Ártico, con reducciones notables de viento y oleaje hasta finales de siglo. A nivel global, el Mediterráneo es el mar del que se esperan las mayores disminuciones tanto en viento como en altura de olas hasta el año 2100.
La implantación de plantas de extracción de energía de las olas podría verse comprometida ya que el diseño elegido en la primera planta operativa del Mediterráneo, situada en Jaffa (Israel), se basa en unos pistones cuyo rendimiento depende de la altura de ola. La previsible disminución de altura de las olas trae nuevos desafíos al desarrollo tecnológico de futuras plantas similares en el Mediterráneo.
Los cambios proyectados también impactan el sector eólico y los parques marinos, que deberán hacer frente a una caída en su producción debido a la disminución de la velocidad del viento.
El eje central del Mediterráneo, donde transitan dos rutas marítimas fundamentales, presenta una disminución de viento y oleaje estimada del 2% por década hasta finales de siglo. Esto favorecerá una navegación más fluida, pero también representa un reto para la seguridad debido a la proliferación esperable de actividades ilegales, como el tráfico de armas, drogas y personas.
La estabilidad futura de los países ribereños se convierte en un reto para hacer del Mediterráneo un mar seguro para el tráfico de mercancías y el suministro energético.
¿Se puede contar con rutas alternativas a futuro?
Un menor oleaje reduce tiempos de navegación y costes, por lo que estos cambios futuros debido al cambio climático reforzarán el papel de esas dos rutas marítimas centradas en el Mediterráneo. Uno de los patrones globales que emergen es una intensa asimetría entre los hemisferios Norte y Sur, concentrándose en este último los mayores incrementos. Por ello, hay que considerar, además, que la vía alternativa al Mediterráneo, es decir, rodeando África, se verá dificultada debido a un sostenido incremento de viento y olas esperable para las próximas décadas en el Indico y Atlántico Sur.
Ante la falta de nuevas rutas alternativas, los actores interesados deberán concentrar sus esfuerzos en el control total o parcial de las actuales, lo cual paradójicamente puede dar lugar a acuerdos inesperados como el señalado más arriba en la reciente crisis del Golfo Pérsico.
Geopolítica de las olas
Cuanto más favorables resultan las perspectivas geofísicas de consolidación de las actuales rutas de navegación hasta 2100, mayor es el potencial disruptivo que concentran los eslabones clave que las integran ante acontecimientos desestabilizadores de orden geopolítico.
Ante la falta de nuevas rutas alternativas, los actores interesados deberán concentrar sus esfuerzos en el control total o parcial de las actuales, lo cual paradójicamente puede dar lugar a acuerdos inesperados como el señalado más arriba en la reciente crisis del Golfo Pérsico.
Pacífico Norte y acceso al Atlántico
En otras zonas como el Atlántico y Pacífico Norte también se prevén reducciones de viento y altura de olas. Esto se traducirá en una navegación más fluida y con menos costes, reforzándose así la importancia geopolítica del canal de Panamá como eslabón estratégico en el tráfico marítimo mundial.
Los recientes movimientos por parte de Estados Unidos para asegurar su control constituyen un indicador de la extraordinaria relevancia que en las próximas décadas se espera tenga el canal de Panamá. Entre las razones de esta importancia destaca el esperable incremento del tráfico en las próximas décadas debido a una navegación cada vez más fluida.
Preguntas y Respuestas Clave
* **¿Cómo afecta el cambio climático al oleaje?** El cambio climático está provocando cambios significativos en la altura y velocidad del viento, lo que resulta en oleaje reducido en algunas regiones (como el Mediterráneo) y aumentado en otras (como el Ártico).
* **¿Qué implicaciones tiene esto para la navegación?** La disminución del oleaje en el Mediterráneo facilitará la navegación, pero también plantea desafíos de seguridad.
* **¿Qué impacto tiene esto en la geopolítica?** La importancia estratégica de rutas marítimas clave como el Mediterráneo y el Canal de Panamá se ve reforzada, lo que puede llevar a acuerdos inesperados en tiempos de tensión.
* **¿Cómo se relaciona esto con la energía renovable?** La disminución del oleaje dificulta el funcionamiento de las plantas de energía de las olas, que dependen de la altura de las olas.
* **¿Qué se espera para el Atlántico y Pacífico Norte?** Se prevén reducciones de viento y oleaje, lo que facilitará la navegación y aumentará la importancia del Canal de Panamá.