WASHINGTON, DC – En una orden ejecutiva del 6 de marzo de 2025, el presidente Donald Trump estableció una reserva de Bitcoin (BTC) de “oro digital”, que se capitalizaría con cualquier BTC incautado por las fuerzas de seguridad federales. Con el suministro de BTC limitado a 21 millones de monedas, Estados Unidos quiere asegurarse la ventaja de ser el primer poseedor de una reserva de valor emergente. Sin embargo, dado que el BTC incautado por sí solo es poco probable que alcance la escala deseada, los Estados Unidos también pueden comprar BTC en el mercado abierto.
Estados Unidos no es el único país considerando el BTC como activo de reserva. En Brasil, un diputado presentó una propuesta para que el banco central acumule BTC hasta representar el 5% de las reservas del país. Bután se ha convertido en uno de los mayores poseedores de BTC y su comunidad Gelephu Mindfulness City tiene la criptomoneda como reserva estratégica. El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, sigue comprando BTC como reserva estratégica, y los legisladores de Hong Kong han presentado una propuesta para añadir el BTC a las reservas oficiales de la ciudad-estado. Se rumorea que China está creando una reserva de BTC en secreto, y una reciente iniciativa popular suiza pretende exigir al Banco Nacional Suizo (BNS) que incluya el BTC en sus reservas.
Sin embargo, la decisión de los Estados Unidos de sumarse a la diversificación de reservas plantea serias dudas sobre el futuro del dominio del dólar. Si más países o instituciones deciden mantener BTC en lugar de dólares, la demanda mundial de reservas de dólares podría disminuir a largo plazo. La legitimación de un depósito de valor rival puede hacer tambalear la confianza en el billete verde, erosionando el estatus de moneda de reserva mundial de Estados Unidos y sus ventajas.
Además, la administración Trump está reformulando fundamentalmente la política comercial de los Estados Unidos. Ha impuesto aranceles del 25% a las importaciones canadienses y mexicanas; ha aumentado los aranceles sobre los productos chinos (elevando el arancel medio total de Estados Unidos contra ese país al 39%); y ha amenazado con medidas similares contra la agricultura europea. Estas políticas ya han provocado turbulencias en los mercados, debilitando las monedas de Canadá y México, pero también poniendo en peligro el atractivo del dólar.
¿Puede Trump adoptar realmente el BTC como reserva estratégica y aplicar políticas comerciales de este tipo sin poner en peligro la posición global del dólar? La idea es atraer a los socios extranjeros con un acuerdo llamado “Acuerdo de Mar-a-Lago”, que busca debilitar el dólar, reducir los costos de endeudamiento de Estados Unidos e impulsar la fabricación nacional. Sin embargo, este plan podría desmoronarse si los socios económicos se niegan a cooperar.
La autora
Carla Norrlöf, profesora de Ciencias Políticas de la Universidad de Toronto, es miembro no residente del Atlantic Council.