Donald Trump, en su segundo mandato, ha implementado una serie de medidas proteccionistas que buscan proteger la economía estadounidense, incluso a costa de dañar a sus socios y al consumidor estadounidense. México se encuentra directamente en la mira.
- Aranceles impuestos por Trump:
- 25% a exportaciones mexicanas que no cumplen con las reglas del T-MEC
- 10% a productos energéticos
- 25% en importaciones de aluminio y acero desde el 12 de marzo
- 25% para vehículos y autopartes que no se alinean con el tratado a partir del 26 de marzo
- Impacto económico en México:
- Factura arancelaria entre 8,250 y 15,000 millones de dólares anuales
- Riesgo de pérdida del 1% a 3% del PIB nacional
- Posible caída de 7,200 millones en inversión extranjera directa
- Afectación al sector manufacturero: 150,000 a 300,000 trabajadores en riesgo de perder su empleo
Trump justifica estas medidas bajo el argumento de proteger EE.UU. del narcotráfico, la migración y la competencia desleal. Sin embargo, se trata más bien de una estrategia política-electoral disfrazada de comercial.
Respuesta mexicana:
- El gobierno de Claudia Sheinbaum ha optado por la cautela y la negociación, en lugar de represalias arancelarias ruidosas como Canadá.
- Es probable que anuncie represalias cuidadosamente seleccionadas contra sectores estadounidenses con impacto político pero poco peso económico para México.
A diferencia de la respuesta canadiense, Sheinbaum busca preservar los canales diplomáticos y evitar una escalada innecesaria. Sin embargo, también moverá piezas en el tablero comercial para no parecer débil ante EE.UU.