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Web Editor

La pesca “sustentable” es un mito: Descubre la verdadera realidad

En aguas profundas del Pacífico Oriental, el Pez Roca (grupo Trachichthyidae) vive cerca de mil metros bajo la superficie en condiciones extremadamente frías. Este pez tiene una larga esperanza de vida, alcanzando los 100 años y reproduciéndose a los 30. Habita sobre jardines de corales negros antiguos.

De repente, las redes de arrastre gigantescas invaden su hábitat, destruyendo todo lo que encuentran. El Pez Roca intenta escapar pero es capturado junto con otros miembros de su comunidad y una gran cantidad de especies marinas, incluidos peces, moluscos, crustáceos, tortugas y mamíferos marinos.

Los peces vivos sufren cambios bruscos de presión al ser arrastrados a la superficie, donde sus órganos internos estallan. Aquellos que llegan con vida son asfixiados o golpeados a muerte por la tripulación.

Esta tragedia se repite con otras especies marinas, todas ellas certificadas como “pesca sustentable” por organizaciones prestigiosas. Los consumidores creen que estas pesquerías respetan cuotas y Áreas Marinas Protegidas, pero la realidad es diferente.

La ilusión de la pesca sustentable

La certificación “pesca sustentable” se basa en el concepto del Rendimiento Máximo Sustentable (MSY), que implica obtener el máximo rendimiento de una pesquería eliminando a la mitad de la población.

Esta ideología de “mares arrasados” se basa en suposiciones falsas, como la capacidad de los científicos para calcular con precisión el tamaño y crecimiento de las poblaciones marinas, y la efectividad de la industria pesquera en monitorear y reportar sus capturas.

En realidad, la mayoría de las pesquerías se explotan más allá del 50% de su población, causando sobrepesca y el colapso de ecosistemas. Anualmente, casi cien millones de toneladas de animales marinos son capturados y asesinados.

Esta pesca industrial ocurre principalmente en aguas internacionales fuera de la jurisdicción de los gobiernos, con flotas subsidiadas por estos mismos países. Este es un claro ejemplo de la “Tragedia de los Recursos Comunes”, donde cada flota busca maximizar sus beneficios sin considerar las consecuencias.

El Manejo Ecosistémico de Pesquerías y grandes Áreas Marinas Protegidas son la solución para proteger la vida marina. Sin embargo, en su lugar, se sigue promoviendo la pesca sustentable bajo el criterio del MSY, que conduce al declive de los ecosistemas y la pérdida de especies.