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Transformación Digital en México: Más allá de los Operadores

Este artículo explora la complejidad del panorama de las telecomunicaciones en México, desafiando la idea simplista de que el número de operadores móviles es un factor determinante para el desarrollo. Analizamos cómo las particularidades del mercado mexicano, la diversidad de sus habitantes y los desafíos económicos y sociales hacen que una estrategia de transformación digital exitosa requiera un enfoque mucho más sofisticado.

Desafíos en la Conectividad: Un Mercado Complejo

La afirmación de que México necesita exactamente tres operadores móviles, o que existe un “número perfecto” de competidores en el mercado nacional, es una generalización que no se ajusta a la complejidad del entorno de telecomunicaciones. Esta idea parte de un supuesto erróneo: que todos los operadores compiten por el mismo segmento de clientes y ofrecen propuestas de valor idénticas. La realidad en México, como en muchos otros países latinoamericanos, es diversa. Existen operadores que se enfocan en nichos específicos, como usuarios de bajo poder adquisitivo o zonas rurales, mientras que otros se dirigen a clientes corporativos o de alto consumo. Limitar artificialmente el número de competidores con base en modelos de otros países ignora estas particularidades y puede restringir la inclusión digital.

El perfil de consumo de un usuario de AT&T difiere significativamente del de uno de Movistar, como se puede inferir en la diferencia de ingreso promedio para servicio móvil que se observa entre estas empresas. De igual manera, la mercadotecnia y publicidad de Telcel no tienen el mismo alcance que las estrategias de un operador móvil virtual como Oxxo Cel. Factores como la financiación, estructura tecnológica, acceso a espectro radioeléctrico y puntos de venta son determinantes al momento de definir cuál es la competencia real que existe entre los distintos proveedores móviles en una misma localidad.

El Desafío de la Adopción del 5G

Si observamos el avance de la tecnología 5G en Latinoamérica, vemos que la misma aún marca una meta aspiracional. Países como Brasil, Chile y Uruguay han demostrado una rápida adopción de esta tecnología. A finales de 2024, Brasil contaba con más de 40 millones de líneas 5G, lo que representaba una penetración del 20%. Chile superaba el 26%, mientras que Uruguay alcanzaba el 28%. Estos logros se explican, en parte, por el mayor poder adquisitivo de sus ciudadanos, así como por políticas públicas orientadas a facilitar el despliegue de redes de nueva generación.

México, en cambio, enfrenta limitaciones estructurales que dificultan una adopción tan acelerada, siendo una de las principales el alto costo de los dispositivos compatibles con 5G, cuyo precio inicial puede oscilar entre 300 y 1000 dólares. Aparte de la no asignación de espectro para impulsar esta tecnología, la realidad es que solo uno de los tres operadores con infraestructura propia está siendo constante en continuar expandiendo el porcentaje de la población que tiene acceso a esta tecnología. Obviamente, el de menores ingresos expande su red de forma más pausada midiendo cada centavo que invierte en el país y previendo a las autoridades que no está dispuesto a pagar cualquier suma de dinero por un bloque de espectro radioeléctrico.

La Transformación Digital y los ODS

La relación entre la transformación digital y el desarrollo sostenible es directa y estratégica. La digitalización de los servicios contribuye de manera concreta a metas como la erradicación de la pobreza (ODS 1), la educación de calidad (ODS 4), la igualdad de género (ODS 5), el trabajo decente y crecimiento económico (ODS 8), la reducción de desigualdades (ODS 10), y la construcción de instituciones sólidas (ODS 16). De hecho, la UIT reconoce a la transformación digital como una herramienta para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y avanzar en la consecución de los ODS, bajo un enfoque de arriba hacia abajo, complementario al enfoque de abajo hacia arriba que representa el reconocimiento del Internet como un derecho humano.

Un Enfoque Integral para la Inclusión Digital

En México, este vínculo entre transformación digital y desarrollo sostenible debe fortalecerse mediante políticas públicas que integren ambos conceptos en su diseño y ejecución. Para ello, es fundamental entender que no existe una solución única ni universal para cerrar la brecha digital. Cada región del país presenta necesidades distintas, y la elección de la tecnología adecuada—ya sea 4G, 5G, satelital, fibra óptica o redes comunitarias—debe basarse en estudios técnicos y sociales que permitan ofrecer la solución más costo-eficiente. Igualmente, importante es la capacitación digital de la población, la reducción de la pobreza y la creación de modelos de financiamiento que permitan a los sectores más vulnerables acceder a dispositivos y servicios.

Conclusión: Más allá de la Conectividad

La cobertura de red sin inclusión financiera ni educación digital tiene un impacto limitado. Por eso, cualquier estrategia de transformación digital debe estar acompañada de un enfoque social que garantice que nadie se quede atrás. México, con su diversidad geográfica, cultural y socioeconómica, tiene el desafío y la oportunidad de construir un modelo de desarrollo digital que no solo aumente la conectividad, sino que también transforme la manera en que los ciudadanos acceden a sus derechos, participan en la economía y contribuyen al progreso del país. La conectividad, por sí sola, no cambia vidas, pero acompañada de educación, equidad y oportunidades, sí puede ser la llave hacia un futuro más sostenible e inclusivo.