two cups of tea with lemon slices and mint on a table with mint leaves and cubes of sugar, Dorothy C

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El Té por Ocho: Un Sabor de la Ciudad de México Posrevolucionaria

El “té por ocho” es una bebida icónica de la Ciudad de México, con raíces profundas en la historia y la cultura del país. Su origen se remonta a las décadas posteriores a la Revolución Mexicana, un período de gran dificultad económica y social. Esta bebida no era solo una opción para calentar el cuerpo, sino también un símbolo de resistencia y ingenio ante la escasez.

Unidad y Calentamiento en los Barrios Obreros

En la posrevolución, el jornalero promedio ganaba entre 25 y 50 centavos por un día de trabajo. Esta situación económica extrema obligó a la población trabajadora, principalmente en los barrios obreros como la Doctores y la Obrera, a buscar soluciones creativas para alimentar sus cuerpos. El “té por ocho” surgió como una respuesta a esta necesidad, convirtiéndose en un recurso gastronómico y social fundamental.

Las mujeres de estos barrios eran las encargadas de preparar estas bebidas. Desde la madrugada, encendían los anafres –hornos de barro– y servían las tazas a obreros, artesanos y bohemios. No se trataba de cafeterías elegantes ni bares clandestinos; eran cocinas improvisadas, verdaderos refugios gastronómicos donde la gente se reunía para calentar y compartir.

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Holding a plastic cup of yellow drink. High quality photoFreepik

El nombre de la bebida, “té por ocho”, tiene una historia curiosa. Originalmente, se refería a la cantidad de centavos que se pedía por la bebida –ocho centavos–. Con el tiempo, la frase fue reduciendo fonéticamente hasta convertirse en “teporocho”. Pero lo más interesante es que, con el tiempo, la palabra pasó a referirse al propio brebaje y, finalmente, a sus consumidores. Esta bebida no era solo un producto; se convirtió en un símbolo de la identidad urbana y social de la Ciudad de México.

Ingredientes y Preparación

La receta del “teporocho” era simple pero efectiva. Se utilizaba agua hirviendo, que se le añadía canela en polvo, hojas de naranjo (o hierbas de temporada) y, sobre todo, el “piquete”. El piquete era un aguardiente de caña, destilado barato y fuerte, que le daba al té su sabor característico: dulce, especiado y con un golpe seco de alcohol. Esta combinación era capaz de calentar el cuerpo, calmar la resaca y dar energía para afrontar un día de trabajo.

El Té por Ocho como Símbolo

A pesar de que hoy en día ya no se sirven “té por ocho” a los precios de antaño, y los anafres han desaparecido con el tiempo, la memoria de esta bebida sigue viva. El “teporocho” se convirtió en un personaje urbano, presente en el cine y la literatura popular. Su historia es un testimonio de cómo la cocina mexicana ha sabido reinventarse para alimentar incluso con lo mínimo, y cómo una simple bebida puede convertirse en un símbolo de identidad y resistencia.

Preguntas y Respuestas Clave

  • ¿Cuál era la situación económica de los trabajadores en México después de la Revolución?
  • El jornalero promedio ganaba entre 25 y 50 centavos por un día de trabajo.
  • ¿Qué ingredientes se utilizaban para preparar el té por ocho?
  • Se usaba agua hirviendo, canela en polvo, hojas de naranjo y piquete (aguardiente de caña).
  • ¿Cómo evolucionó el nombre “té por ocho”?
  • Originalmente se refería a la cantidad de centavos, luego se redujo fonéticamente a “teporocho” y finalmente se usó para referirse al brebaje y sus consumidores.
  • ¿Qué papel jugó el “piquete” en la receta?
  • El piquete aportaba el sabor característico: dulce, especiado y con un golpe seco de alcohol.