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Liderazgo con Inteligencia Emocional: Clave para el Éxito y la Pertenencia

El Desafío de las Emociones en el Trabajo

Durante mucho tiempo, las organizaciones han tratado las emociones del profesional como algo separado y ajeno al mundo laboral. Se creía que basta con una buena actitud, rendir bien, obedecer y obtener resultados. Sin embargo, hoy sabemos que este paradigma ya no funciona. La pregunta clave es: ¿tu liderazgo está creando un espacio para el cansancio, el miedo y la tristeza de tu equipo? ¿O solo celebras a aquellos que siempre sonríen, incluso cuando están al borde del colapso? Incluso, ¿qué tan a menudo te cuestionas a ti mismo como líder sobre tus propias emociones?

Es hora de cuestionar estos temas, porque si tu empresa exige productividad pero ignora las emociones, podrías estar cultivando una cultura de desgaste silencioso, renuncias disfrazadas de desempeño y equipos que sobreviven en lugar de prosperar.

¿Menos Enojo, Menos Tristeza? Una Perspectiva Latinoamericana

Curiosamente, cuando se analizan emociones como la ira o el enojo, los datos de América Latina muestran una autopercepción más baja. Solo el 14% de los colaboradores dice experimentar estas emociones durante su jornada, en comparación con el 21% a nivel global. Lo mismo sucede con la tristeza (19% en Latinoamérica vs. 23% global) y la soledad (17% frente al 22%).

Esto podría interpretarse de forma optimista: “nuestra gente está menos enojada, menos triste, menos sola que en otras regiones”. Pero sería un error caer en la lectura complaciente. Porque estos datos, más que señalar una menor intensidad emocional, podrían estar revelando una tendencia a reprimir o no expresar emociones incómodas en el trabajo.

En las culturas organizacionales latinoamericanas, mostrar enojo es mal visto, expresar tristeza es signo de debilidad y hablar de soledad puede interpretarse como falta de “afinidad cultural”. Por lo tanto, muchas personas optan por callar, guardar la emoción y fingir bienestar. Esto tiene un alto costo.

Las emociones no desaparecen cuando no se nombran, se acumulan, se transforman, se filtran en la comunicación, en el ausentismo, en el desgaste crónico, en los silencios incómodos, en el distanciamiento emocional y —eventualmente— en la fuga de talento.

¿Por qué importa esto en términos de negocio?

La emoción no es un factor decorativo. Es un componente central de la experiencia laboral. Cuando se gestiona con inteligencia, se convierte en motor de pertenencia, innovación y desempeño sostenible. Justo aquí, mi punto fundamental: ¿cómo gestionas tus emociones? ¿y las de los otros? ¿cómo identificas las diferencias individuales que nos hacen gestionar el talento casi de manera personalizada?

Hoy, el autoconocimiento del líder en sus capacidades, fortalezas y ejes de desarrollo, es indispensable en cualquier ámbito de interacción humana.

5 Acciones para Liderar desde la Inteligencia Emocional

Si los datos de tu organización indican altos niveles de estrés, señales de tristeza, soledad o desconexión emocional, es momento de actuar. A continuación te comparto cinco acciones que pueden marcar una diferencia real:

1. **Incorporar el tema emocional en las conversaciones cotidianas:** Los líderes deben ser capaces de abrir espacios de conversación donde se pueda preguntar –genuinamente– ¿cómo estás? y escuchar la respuesta sin juicio ni prisa. Las emociones no son interrupciones del trabajo, son parte de él.
2. **Capacitar a líderes en inteligencia emocional y liderazgo compasivo:** Un líder que no reconoce sus propias emociones difícilmente sabrá acompañar las de su equipo. Es urgente formar líderes capaces de gestionar el estrés, escuchar con empatía, validar emociones y actuar con humanidad. Esto no es un “plus”: es una competencia estratégica.
3. **Promover prácticas de autocuidado organizacional:** Desde pausas activas, hasta momentos de silencio o programas de mindfulness, pasando por políticas de desconexión digital. Las organizaciones deben fomentar entornos donde la salud mental y emocional sea un tema institucional, no individual.
4. **Replantear la relación con el estrés:** No todo estrés es negativo, pero el estrés crónico sí lo es. Recursos Humanos debe trabajar con las áreas operativas para detectar focos rojos, ajustar cargas de trabajo, revisar metas y evitar dinámicas tóxicas de urgencia permanente.
5. **Diseñar experiencias de trabajo que generen conexión humana:** Las oficinas no deben ser únicamente lugares para producir, sino espacios para conectar. Generar rituales, celebraciones, dinámicas de integración y espacios informales fortalece el tejido emocional del equipo.

Recursos Humanos: Más Humano que Nunca

La gestión emocional es una palanca de negocio, porque una organización emocionalmente inteligente retiene talento y lo inspira. Además de entregar resultados, los hace sostenibles. Y crea cultura aunada a un fuerte sentido de pertenencia.

Recursos Humanos ahora tiene la oportunidad –y la responsabilidad– de liderar este cambio. De pasar del control al cuidado, de la supervisión al acompañamiento, de los formatos a las conversaciones y de la administración de personas a la comprensión de seres humanos. Porque al final del día, no recordamos tanto lo que hicimos, sino cómo nos hicieron sentir mientras lo hacíamos.

**¿Estás liderando con humanidad o con piloto automático?** La respuesta podría definir el clima laboral de tu empresa y también su futuro.