Querétaro, Qro. La discusión sobre la reducción de la jornada laboral de 48 a 40 horas semanales ha generado un debate profundo, no solo sobre la productividad y el crecimiento económico, sino también sobre las desigualdades estructurales que persisten en nuestra sociedad. Expertos y representantes de diversos sectores han analizado la iniciativa desde una perspectiva feminista, destacando cómo la reducción de horas trabajadas podría ser un paso importante hacia la justicia social y la equidad, pero también advierten que por sí sola no es suficiente para abordar las profundas brechas de género y la precariedad laboral que enfrentan millones de mexicanos.
La directora de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Lorena Rodríguez de León, ha sido una de las voces que han resaltado la importancia de considerar el impacto en la división sexual del trabajo. Señaló que, en nuestro país, las mujeres soportan una carga desproporcionada del trabajo de cuidados –cuidado de niños, adultos mayores y enfermos–, lo que limita sus oportunidades en el mercado laboral. La reducción de la jornada laboral podría aliviar esta carga, permitiendo a las mujeres acceder a más oportunidades laborales y mejorar su nivel de ingresos. Sin embargo, enfatizó que la reducción por sí sola no es una solución mágica; es necesario abordar las causas estructurales de la desigualdad, como el sesgo de género en la asignación de tareas y la falta de políticas públicas que promuevan la igualdad de oportunidades.
La académica destacó que el trabajo de cuidados, a menudo no remunerado, representa un porcentaje significativo del Producto Interno Bruto (PIB) nacional –hasta el 26.3%, según datos del Inegi–, y que tres cuartas partes de este valor lo generan las mujeres. Esta disparidad refleja la falta de reconocimiento y valoración del trabajo doméstico, que a menudo se considera “natural” o “inherente” al rol de género femenino. La carga desproporcionada del trabajo de cuidados contribuye a perpetuar la desigualdad y aumenta la brecha de género, especialmente en un mundo laboral que a menudo discrimina y limita las oportunidades para las mujeres.
Marianela Fernández Islas, coordinadora de Estrategia de Justicia Laboral en Oxfam México, coincidió con la necesidad de abordar las causas estructurales de la desigualdad. Señaló que el país enfrenta retos importantes en materia de informalidad laboral, con una alta proporción de trabajadores sin protección social ni derechos laborales. La precariedad laboral afecta desproporcionadamente a mujeres, jóvenes y personas con menor acceso a redes de protección. Los puestos que ofrecen mayor estabilidad –con toma de decisiones, horarios protegidos, fines de semana libres y acceso a seguridad social– son escasos y a menudo reservados para hombres.
La académica describió la “pobreza de tiempo” como una realidad que afecta principalmente a las mujeres que realizan trabajos de cuidado con jornadas dobles o triples, sin recibir reconocimiento ni remuneración por su esfuerzo. En este contexto, la reducción de la jornada laboral no solo debería ser una medida de conciliación, sino también una herramienta redistributiva para revisar el tiempo dedicado al cuidado y promover la justicia social. Para lograrlo, es fundamental incluir en las políticas públicas una perspectiva feminista que reconozca y valore el trabajo de cuidados, así como estrategias para promover la igualdad de oportunidades en el mercado laboral.
Planteamientos Clave y Propuestas
El debate sobre la reducción de la jornada laboral ha generado diversas propuestas y perspectivas. Rodolfo Gómez Zurita, integrante del Frente Nacional Por Las 40 horas, abogó por una implementación inmediata de la reducción, con jornadas laborales de cinco días y al menos dos días de descanso, sin afectar el salario ni las prestaciones. Además, propuso un impuesto sobre la riqueza como medida para abordar la desigualdad económica.
Juan José Sierra Álvarez, presidente de Coparmex, sugirió una aplicación escalonada por sectores, con evaluaciones periódicas y guiada por un comité tripartito. Solicitó incentivos fiscales para las mipymes y la posibilidad de aplicar aptos para este sector.
Eduardo Chávez Hidalgo, presidente de Canacope en Querétaro, expresó su preocupación por la posibilidad de que la reducción de la jornada laboral pueda provocar recorte de personal o el cierre de negocios en el sector terciario, proponiendo excluir este sector de la medida.
Liliana San Martín Castillo, secretaria del Trabajo de Querétaro, destacó la importancia de garantizar jornadas más humanas sin comprometer la viabilidad de los centros de trabajo y reconoció que la propuesta implica retos y oportunidades.
Marath Baruch Bolaños López, secretario del Trabajo y Previsión Social, externó que recabarían las propuestas planteadas en los foros y que la jornada de 40 horas sería parte de las acciones para mejorar las condiciones de trabajo e ingreso de los trabajadores.
Preguntas y Respuestas Clave
- ¿Es suficiente la reducción de la jornada laboral para abordar las desigualdades de género? Las expertas coinciden en que no, es necesario un abordaje más profundo de las causas estructurales de la desigualdad y políticas públicas que promuevan la igualdad de oportunidades.
- ¿Qué papel juega el trabajo de cuidados en la desigualdad? El trabajo de cuidados, a menudo no remunerado y considerado “natural”, representa una carga desproporcionada para las mujeres, limitando sus oportunidades laborales y perpetuando la brecha de género.
- ¿Cómo se puede garantizar que la reducción de la jornada laboral sea una herramienta redistributiva? Se requiere una perspectiva feminista que valore y reconozca el trabajo de cuidados, así como políticas públicas que promuevan la igualdad de oportunidades y redistribuyan el tiempo dedicado al cuidado.
- ¿Qué medidas se pueden tomar para abordar la precariedad laboral y la informalidad? Se necesitan políticas que protejan los derechos laborales, promuevan la formalización del empleo y combatan la informalidad.
Este debate subraya la necesidad de una reflexión profunda sobre el futuro del trabajo y la importancia de considerar las implicaciones sociales y económicas de las políticas laborales. La reducción de la jornada laboral, si se implementa con una perspectiva justa y equitativa, podría ser un paso importante hacia la construcción de una sociedad más inclusiva y con mayor justicia social.