El Debate sobre la Jornada de 40 Horas en México
La Iniciativa del Gobierno y las Dudas sobre el Diálogo Real
La reducción de la jornada laboral a 40 horas semanales es una bandera que ya hizo suya el nuevo gobierno. La Secretaría del Trabajo anunció una serie de foros públicos entre el 19 de junio y el 7 de julio para “escuchar todas las voces” antes de que la reforma sea discutida y eventualmente aprobada en el Congreso. Pero la pregunta no es menor: ¿estos espacios realmente buscan construir consensos o son simplemente una formalidad para legitimar una decisión tomada de antemano?
No sería la primera vez que ocurre lo segundo. Gran parte de las reformas impulsadas por la 4T en la administración pasada y en el arranque de la actual han sido objeto de ejercicios de consulta pública que no modificaron prácticamente en nada el contenido de los proyectos.
Y en el caso de la jornada laboral, no es el primer ejercicio. En 2023, la Cámara de Diputados organizó una ronda de parlamentos abiertos para debatir esta misma iniciativa. Aunque resultó en un ejercicio fallido, las sesiones fueron amplias, con participación empresarial, sindical y académica. Sin embargo, muchas de las preocupaciones expresadas no fueron realmente escuchadas.
Ahora, el gobierno arranca de nuevo este proceso, esta vez bajo el liderazgo del secretario del Trabajo, Marath Bolaños López, quien ha sido claro: la reforma va, y el objetivo es que en 2030 la jornada de 40 horas esté en vigor plenamente. También ha mencionado que la implementación será gradual y diferenciada por sectores, una señal de apertura que algunos empresarios han celebrado como un avance frente al “todo o nada” del debate anterior.
Y es que no se trata de una modificación menor. El cambio implica reconfigurar turnos, productividad, costos laborales y, en muchos casos, relaciones contractuales en sectores clave. El Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) ha advertido que la reducción de la jornada podría elevar los costos laborales entre 22 y 36%, especialmente para las micro, pequeñas y medianas empresas, que representan el 95% del ecosistema productivo nacional.
El dilema es profundo. Por un lado, está la justicia laboral: México es uno de los países de la OCDE donde más horas se trabajan al año, con consecuencias claras para la salud, la vida familiar y la productividad. Por otro lado, está el riesgo de una mala implementación que, en lugar de beneficiar a los trabajadores, incremente la informalidad o reduzca los ingresos por otras vías.
En la conferencia de prensa para anunciar los foros públicos hace unos días, Bolaños López destacó las reformas y avances en política laboral logrados en el sexenio pasado, como los cambios en el salario mínimo, la regulación del outsourcing y la ampliación de los días de vacaciones, y dijo que “México ya está listo” para dar el paso hacia la reducción de la jornada de trabajo de 48 a 40 horas semanales.
“Lo que estamos buscando al reducir la jornada laboral es reconocer el bienestar que no puede estar solamente en el ingreso, sino también en el tiempo disponible para la vida, para la familia, para el descanso, para la salud y el ocio, para la participación comunitaria, de ahí que avancemos en esa dirección”, expresó.
Sin embargo, la clave está en lo que ocurra en estos foros. Si los testimonios empresariales, sindicales y académicos realmente son incorporados en el proyecto de ley, estaríamos ante un ejercicio democrático valioso. Pero si se repite el guion de las reformas previas, con discursos infructuosos y decisiones inamovibles, entonces hablaremos de una pantomima, sobre todo si la meta es tener lista la propuesta de reforma el 1 de septiembre, como el mismo funcionario ha anunciado.
El país necesita una reforma de la jornada de trabajo ambiciosa, pero también sensata. Y para que eso ocurra, se requiere escuchar, ajustar y consensuar. Si el gobierno logra eso, habrá dado un paso firme hacia la justicia laboral. Si no, el cambio corre el riesgo de naufragar en el propio ruido que ha generado.
Preguntas y Respuestas Clave
- ¿Cuál es el objetivo principal del gobierno con la reducción de la jornada laboral? El objetivo es que en 2030 se implemente una jornada de 40 horas semanales.
- ¿Por qué se organizan estos foros públicos? Para “escuchar todas las voces” y legitimar la reforma.
- ¿Qué tipo de reformas laborales ha implementado el gobierno actual? Cambios en el salario mínimo, regulación del outsourcing y ampliación de los días de vacaciones.
- ¿Cuál es la advertencia del CEESP sobre la reducción de la jornada? Que podría elevar los costos laborales entre 22 y 36%, especialmente para las micro, pequeñas y medianas empresas.
- ¿Qué se entiende por “pantomima” en este contexto? Se refiere a un ejercicio de consulta pública que no modifica el proyecto y se limita a una apariencia de diálogo.