Las investigaciones sobre el sabotaje de los dos gasoductos Nord Stream, que conectaban a Rusia y Alemania, han sido relegadas al olvido. Esta situación genera un preocupante mal precedente sobre la destrucción deliberada de infraestructura vital en Europa, según el análisis del investigador Guillermo Fajardo de la facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Barcelona. La falta de transparencia y rendición de cuentas en torno a este incidente plantea serias interrogantes sobre la seguridad energética, la cooperación internacional y el potencial de “terrorismo industrial” en tiempos de conflicto.
El Incidente y la Investigación Inicial
Los ataques a Nord Stream I y Nord Stream II se produjeron el 26 de septiembre de 2022, en las profundidades del Mar Báltico. Estos gasoductos representaban una inversión conjunta entre Alemania y Rusia, diseñados para transportar grandes cantidades de gas natural desde Rusia hacia Europa. La infraestructura era fundamental para la seguridad energética de varios países europeos, que dependían en gran medida del suministro ruso.
Acusaciones y la Investigación Alemana
Inicialmente, las investigaciones fueron llevadas a cabo por Alemania, Suecia y Dinamarca. Tras meses de análisis exhaustivo, las investigaciones alemanas concluyeron que Ucrania fue responsable del sabotaje. Sin embargo, a pesar de esta conclusión, el canciller Olaf Scholz no ha tomado medidas para exigir cuentas al gobierno ucraniano. Esta falta de acción genera dudas sobre la voluntad política de Alemania para abordar el asunto de manera contundente.
La Falta de Transparencia y la Investigación en Suecia y Dinamarca
Suecia y Dinamarca también llevaron a cabo investigaciones separadas. Tras un largo período de silencio, los dos países anunciaron en el 1 de marzo de 2024 que habían concluido sus investigaciones, pero no divulgaron los resultados. Esta demora y falta de transparencia alimentan las sospechas sobre la verdadera naturaleza del incidente y los actores involucrados.
Acusaciones de Participación Polaca y la Desaparición de Testigos
El exjefe de la inteligencia alemana, Auguste Hanning, reveló que el gobierno de Varsovia (Polonia) participó activamente en el sabotaje. Esta revelación añadió una nueva capa de complejidad al caso, sugiriendo que la investigación no se limitó a Ucrania y Polonia, sino que involucró a actores adicionales dentro de la región.
La Investigación Internacional y la Desaparición de Testigos Clave
Se había emitido una orden de captura contra uno de los individuos responsables de colocar las explosivos en los gasoductos, pero este individuo desapareció en Polonia. Esta desaparición plantea interrogantes sobre la protección que se le brinda a los responsables y la posibilidad de encubrimientos. La falta de transparencia en torno a este caso, junto con la desaparición de testigos clave, dificulta la posibilidad de una investigación completa y justa.
El Potencial de “Terrorismo Industrial”
Investigadores como Guillermo Fajardo y Xavi Capseta del CIDOB han alertado sobre el potencial de “terrorismo industrial”. La falta de una investigación imparcial e independiente internacional abre la puerta a que este tipo de ataques se repitan en el futuro, especialmente en contextos de conflictos armados. La ausencia de una respuesta global y contundente ante este incidente podría normalizar la práctica de atacar infraestructuras críticas con fines políticos o estratégicos.
Preguntas y Respuestas Clave
- ¿Quién fue responsable del sabotaje de Nord Stream?
- Ucrania y Polonia fueron acusados de orquestar el ataque, según investigadores como Guillermo Fajardo.
- ¿Por qué se investigaron los gasoductos?
- Nord Stream I y II eran infraestructuras clave para el suministro de gas natural a Europa, conectando Rusia y Alemania.
- ¿Por qué no se ha presentado un informe completo de las investigaciones?
- La falta de transparencia y la demora en la divulgación de los resultados han generado dudas sobre la integridad del proceso investigativo.
- ¿Qué se entiende por “terrorismo industrial”?
- Se refiere a ataques deliberados contra infraestructuras críticas con fines políticos o estratégicos, como la interrupción del suministro de energía, agua u otros servicios esenciales.