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Turbulencias Aéreas: El Impacto del Cambio Climático en los Vuelos

El Desafío de las Turbulencias Aéreas

Las turbulencias aéreas son una experiencia común para millones de pasajeros cada año. El sonido del cinturón de seguridad, las vibraciones repentinas y la sensación de un vacío incómodo son señales familiares. Pero a medida que el planeta se calienta debido al cambio climático, las turbulencias podrían volverse más frecuentes y severas, presentando un desafío creciente para la industria aérea. Esta noticia explora el vínculo entre el cambio climático y las turbulencias, analizando cómo este fenómeno está cambiando la experiencia de volar.

Las turbulencias no son simplemente una molestia; también representan un riesgo para la seguridad aérea. Aunque los aviones modernos están diseñados para soportar turbulencias significativas, estos incidentes pueden causar lesiones a los pasajeros y la tripulación. En 2009-2024, Estados Unidos reportó 207 lesiones relacionadas con turbulencias en vuelos comerciales. En 2019, un vuelo de Air Europa sufrió 40 heridos y, en otro incidente con Singapore Airlines, un pasajero mayor falleció. Un estudio de la Universidad de St. Thomas, a través del profesor John Abraham, revela que las lesiones suelen ocurrir cuando los pasajeros no usan el cinturón de seguridad o cuando la tripulación está involucrada, en lugar de dañar la aeronave. El consumo de combustible también aumenta cuando los pilotos deben modificar rutas o cambiar velocidades para evitar turbulencias severas.

El Cambio Climático: Un Factor Clave en el Aumento de Turbulencias

Mohamed Foudad, científico de la Universidad de Reading, ha investigado a fondo este tema. Identificó tres tipos principales de turbulencia: convectiva, por ondas de montaña y turbulencia en aire claro (CAT). La turbulencia convectiva se manifiesta como corrientes de aire ascendentes o descendentes, fácilmente detectables. La turbulencia por ondas de montaña se limita a las zonas de cordilleras, mientras que la CAT es invisible y, por lo tanto, la más peligrosa.

La CAT surge de las corrientes en chorro, vientos rápidos a gran altitud (alrededor de 10-12 kilómetros) en la atmósfera superior, que son comunes en latitudes más altas. El cambio climático está alterando la distribución de temperatura global, calentando más rápido las latitudes tropicales que las regiones de latitudes más altas. Esto crea una diferencia significativa en la temperatura entre estas zonas, aumentando la velocidad de la corriente en chorro y la cizalladura del viento – cambios bruscos en las corrientes de aire verticales. Estos cambios desencadenan turbulencias CAT en regiones como el Atlántico Norte, América del Norte, Asia Oriental, Oriente Medio y el Norte de África.

Un estudio publicado en 2021 por Foudad y sus colegas en la revista *Journal of Geophysical Research: Atmospheres* reveló un aumento significativo en la frecuencia de turbulencias CAT en varias regiones, con incrementos que oscilan entre el 60% y el 155%. Este aumento se atribuye directamente al incremento de las emisiones de gases de efecto invernadero, que impulsan el cambio climático.

Pronósticos y Estrategias para el Futuro

Isabel Smith, de la Universidad de Reading, concluyó que por cada grado Celsius de calentamiento cerca de la superficie en invierno, hay un aumento del 9% en las CAT moderadas y del 14% en verano. Históricamente, el invierno ha sido la temporada de mayor incidencia de turbulencias, pero ahora, con el calentamiento global, las turbulencias están aumentando en verano y otoño.

Las aerolíneas están explorando estrategias de mitigación, como aumentar el uso del cinturón de seguridad y finalizar antes el servicio de cabina. También están en prueba tecnologías prometedoras, como un sistema de lidar que utiliza láseres para detectar cambios sutiles en la densidad del aire y la velocidad del viento. Sin embargo, Foudad enfatiza que reducir las emisiones al final será esencial. La aviación es responsable de aproximadamente el 3,5% del calentamiento global causado por el ser humano. Aunque las aerolíneas están explorando combustibles más limpios, el progreso ha sido “decepcionantemente lento”, según la Asociación Internacional de Transporte Aéreo.