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Circularidad Alimentaria en Centroamérica: Un Nuevo Enfoque para el Comercio Internacional

Desafíos del Comercio Tradicional y la Necesidad de Adaptación

Durante las últimas décadas, los acuerdos comerciales han sido vistos como una vía para el desarrollo económico de Centroamérica, facilitando la apertura a mercados internacionales y la modernización del sector agroalimentario. Sin embargo, esta estrategia ha presentado efectos secundarios importantes: una creciente dependencia de insumos importados, la sobreexplotación de los recursos naturales del suelo, la escasez de agua y la creación de cadenas de valor que dejan fuera a los pequeños productores locales. El sistema actual, impulsado por la búsqueda de economías de escala y la exportación de productos primarios, no ha logrado garantizar un desarrollo equitativo ni sostenible. En el contexto de la Organización Mundial del Comercio (OMC), se observa una necesidad urgente de coherencia entre el desarrollo económico, la sostenibilidad ambiental y la justicia territorial. Pero la región enfrenta además desafíos climáticos severos: sequías prolongadas, inundaciones, pérdida de cobertura forestal y un aumento significativo en la migración rural. Ante este panorama complejo, la pregunta fundamental es: ¿cómo podemos rediseñar los sistemas alimentarios de Centroamérica sin comprometer su integración comercial?

¿Qué Implica la Circularidad Alimentaria?

La circularidad alimentaria representa un cambio de paradigma en la forma de entender y gestionar los sistemas agroalimentarios. En lugar del modelo tradicional lineal –producir, exportar, consumir y desechar–, la circularidad busca cerrar los ciclos de nutrientes y energía, reducir las pérdidas y el desperdicio de alimentos, revalorizar los residuos como recursos y regenerar los ecosistemas locales. Este enfoque promueve la resiliencia territorial, el valor agregado regenerativo y una mayor conexión con las comunidades locales. Implica un cambio en la mentalidad, pasando de una visión centrada en el volumen exportado a una que considere el valor intrínseco de los alimentos, la biodiversidad y las relaciones sociales.

Desafíos Actuales y Barreras al Desarrollo Circular

A pesar de los beneficios potenciales, la transición hacia sistemas alimentarios circulares enfrenta numerosos desafíos. Muchos acuerdos comerciales actuales siguen priorizando las economías de escala y la exportación de productos básicos, sin ofrecer incentivos suficientes para prácticas circulares. Las normas sanitarias, los subsidios cruzados y los criterios de acceso a mercados tienden a favorecer modelos productivos intensivos y centralizados, dejando fuera iniciativas sostenibles de pequeña y mediana escala. Existe una resistencia al cambio, arraigada en la lógica del mercado tradicional.

Pérdidas y Desperdicios Alimentarios en la Región

Según datos del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) de 2024, aproximadamente el 11.6% de los alimentos producidos en América Latina se pierde o se desperdicia. En Centroamérica, este porcentaje es aún mayor y representa una oportunidad enorme: las toneladas de excedentes que no se comercializan podrían convertirse en insumos valiosos para biofertilizantes, alimentación animal o el desarrollo de nuevas cadenas productivas con identidad territorial. Este desperdicio no solo implica una pérdida económica, sino también un impacto ambiental significativo y social.

Retos para el Sector Privado y la Influencia Europea

El sector privado enfrenta importantes barreras técnicas para comercializar productos diferenciados, como aquellos cultivados con prácticas regenerativas o que tienen una identidad local. Estos productos a menudo requieren mayor inversión y un conocimiento más profundo de los mercados, lo que dificulta su competitividad. Simultáneamente, Europa avanza con regulaciones cada vez más estrictas sobre deforestación y etiquetado ambiental, lo que podría excluir a aquellos países o empresas que no se adapten a estos nuevos estándares. Esto plantea un riesgo para la región de quedar atrapada entre acuerdos comerciales desfasados y mercados cada vez más exigentes.

Conclusión: Un Enfoque en los Ciclos y la Comunidad

Adaptarse a la circularidad alimentaria no significa abandonar el camino del comercio internacional, sino replantear sus fundamentos e incorporar criterios de economía circular en las próximas rondas de negociación. Se trata de reconocer que ya existen fincas, cooperativas y redes locales en Centroamérica que están avanzando –a menudo de manera silenciosa– hacia modelos más justos, más humanos y menos desechables. El verdadero desarrollo no debe medirse únicamente en términos de toneladas exportadas, sino también en los ciclos que cerramos sin romper vínculos comunitarios ni la biodiversidad en el intento. Este enfoque reconoce el valor intrínseco de los sistemas alimentarios locales y la importancia de preservar las relaciones sociales y ambientales que sustentan estos sistemas.

  • Pregunta: ¿Qué significa la circularidad alimentaria?
  • Respuesta: Es un modelo que busca cerrar los ciclos de nutrientes y energía, reduciendo las pérdidas y el desperdicio de alimentos, y valorizando los residuos como recursos.
  • Pregunta: ¿Por qué es importante la circularidad alimentaria en Centroamérica?
  • Respuesta: Para abordar los desafíos climáticos, la dependencia de insumos importados y la desigualdad social, además de aprovechar las oportunidades de valor agregado local.
  • Pregunta: ¿Qué barreras enfrenta el sector privado para adoptar prácticas circulares?
  • Respuesta: Barreras técnicas, costos de inversión y la dificultad para acceder a mercados que valoran los productos diferenciados.