El Contexto Económico Mundial
La economía global se encuentra atravesando un período de desaceleración significativa. Instituciones internacionales como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y Fitch Ratings coinciden en que las economías de la Unión Europea (UE), China y la propia Unión Europea están experimentando un crecimiento económico limitado. Esta situación plantea serias preocupaciones para México, que depende en gran medida de los mercados de estas tres potencias económicas.
Dependencia Mexicana de la Economía Global
México tiene una fuerte dependencia del comercio con estos mercados. El bloque europeo es el destino del 83% de las exportaciones mexicanas, lo que significa que cualquier debilitamiento en la economía europea tendrá un impacto directo y considerable en el crecimiento económico de nuestro país. La política arancelaria errática implementada durante la administración pasada ha contribuido a encarecer las importaciones, elevar los precios y limitar el consumo interno.
Pronósticos para México
Las previsiones económicas para México son desalentadoras. Si bien el Banco de México ha proyectado una contracción del 0.3% para 2025, la OCDE estima un crecimiento de solo el 0.4%, y el sector privado incluso menos optimista, con proyecciones de alrededor del 0.08%. Hacienda, por su parte, mantiene un optimismo más cauteloso, estimando un rango entre el 1.5% y el 2.3%. Esta divergencia de expectativas refleja la incertidumbre que rodea al futuro económico del país.
Impacto en el Bolsillo de los Mexicanos
El impacto de esta desaceleración global ya se está sintiendo en el bolsillo de los mexicanos. Según datos del INEGI, el ingreso laboral real disminuyó un 2.7% en el primer trimestre del año, y en marzo la informalidad superó el 54%. Además, el subempleo llegó al 6.6% de los ocupados. La inversión fija bruta ha experimentado una disminución en tres trimestres consecutivos, y la confianza del consumidor y del empresario se ha deteriorado. El consumo interno también está perdiendo fuerza, mientras que las altas tasas de interés limitan el acceso al crédito.
Desafíos Institucionales y la Incertidumbre
Además de los factores económicos, México enfrenta desafíos institucionales que contribuyen a la incertidumbre. La reforma al Poder Judicial y la falta de reglas claras para la inversión generan desconfianza entre los empresarios, tanto nacionales como extranjeros. El creciente centralismo en el gobierno también se percibe como un factor que limita la inversión privada y frena el crecimiento económico. La incertidumbre política se ha convertido en un freno estructural, compitiendo con las dificultades económicas.
Desafíos Fiscales y Perspectivas de Crecimiento
El frente fiscal también presenta riesgos. Si bien Hacienda reporta una recaudación superior a la esperada y proyecta un déficit del 3.9% del PIB para 2025, el margen para impulsar el gasto público es limitado debido al bajo crecimiento económico y la presión del costo financiero de la deuda. Aunque el tipo de cambio se ha revaluado frente al dólar, principalmente por la debilidad de la divisa estadounidense y no por factores internos, una prolongada percepción de incertidumbre política o institucional podría traducirse en una mayor salida de capitales y volatilidad cambiaria.
El Plan México en un Contexto Desafiante
En este contexto, el ambicioso Plan México de la presidenta Sheinbaum —que busca detonar infraestructura, nearshoring (deslocalización de empresas hacia México), innovación y empleos bien pagados— enfrenta un panorama difícil. Si el crecimiento se estanca y los ingresos laborales no mejoran, será muy complicado avanzar en metas sociales como reducir la pobreza, ampliar la cobertura de salud o mejorar la calidad educativa. Las promesas de bienestar quedarán atadas al desempeño económico que hoy simplemente no existe.
Conclusión: Necesidad de Realismo y Decisiones Urgentes
Por lo anterior, el gobierno debe ajustar su enfoque y enfrentar con realismo las restricciones externas e internas. Ni el discurso optimista ni los planes bienintencionados bastarán para revertir la inercia sin decisiones firmes, creíbles y urgentes.
