La frase de Pier Paolo Pasolini –“Vivimos en una dictadura del falso progreso”– resuena con fuerza cuando se analiza el estado actual del arte y la cultura en México, y a nivel global. Esta noticia explora cómo el concepto de revolución artística se ha diluido, transformándose en una estrategia de marketing y consumo, donde la autenticidad y el significado profundo han sido reemplazados por la eficiencia comercial y la búsqueda de algoritmos.
El Desvanecimiento del Arte Verdadero: De la Invención al Simulacro
La tradición artística mexicana, profundamente arraigada en las culturas prehispánicas –como la mexica–, no se basa en la destrucción del pasado. En cambio, se trata de un proceso de invocación y resignificación. Los artistas mexicanos a lo largo de la historia, desde los muralistas de la Revolución (Rivera, Orozco, Siqueiros) hasta aquellos que trabajaron en silencio después, han tomado las culturas ancestrales como cimientos para su obra, reinterpretando y dando nuevos sentidos a símbolos y tradiciones.
Sin embargo, lo que vemos hoy difiere radicalmente. En lugar de una verdadera revolución artística, se ha instaurado una demolición sistemática de todo aquello que no encaja en el guion del momento. En lugar de crear arte, se está estableciendo una nueva forma de censura disfrazada de justicia. Se le otorga espacio, portadas y micrófonos a quienes se definen como “incómodos”, “subalternos” o “fuera del centro”, pero esta supuesta marginalidad a menudo es una estrategia cuidadosamente planificada, un nicho estratégico.
La industria cultural, impulsada por los mercadólogos, ha robado el mundo a los artistas. Todo se ha convertido en un producto, desprovisto de la potencia y el lenguaje que caracterizaban a las expresiones artísticas sofisticadas. Ya no se trata de arte, sino de marketing segmentado, donde la calidad y el significado profundo son secundarios frente a la búsqueda de seguidores, perfiles identificables y la capacidad de “vender” una obra para un público específico.
Conozco a un editor, que no es un nombre anónimo, quien renunció a su puesto en una editorial prestigiosa porque ya no se le pedía buscar calidad, sino que encontrara escritoras cuyo contenido pudiera ser convertido en mercancía para el algoritmo, generando un gran número de seguidores en redes sociales. Esta situación ilustra perfectamente cómo la lógica del mercado ha desplazado el valor artístico.
Se habla de “disidencia” con frecuencia, pero a menudo se trata de un “performance programada”, una estrategia de marca. Se utilizan términos como “subversivo” y “marginado”, pero detrás de esta fachada se esconde una planificación meticulosa, un nicho estratégico. La obra no está siendo escrita; se está ejecutando una estrategia de marca.
El “raunchy sex” (sexo crudo) y la pornografía explícita están de moda en redes sociales, medios y nuevos cuerpos femeninos. Se presenta como una “liberación”, pero en realidad es un reciclaje de los imaginarios patriarcales, esta vez envuelto en una estética comercial. La “liberación” de la mujer ha sido cooptada por la multimillonaria industria del porno, que se alimenta de ciclos repetitivos y satisfacciones superficiales.
El Cuerpo como Mercancía: Del Símbolo al Vacío
La industria cultural ha vaciado el cuerpo femenino, despojándolo de su significado simbólico y reduciéndolo a una mercancía. La lógica del mercado ha reemplazado la expresión artística con la búsqueda de “perfiles identificables” y la capacidad de generar un gran número de seguidores.
La pornografía se ha convertido en un ciclo delirante de repeticiones, categorías específicas y “targets” de gustos a medida. Al final, se produce una sensación de tedio, insatisfacción y depresión rozagante. El ciclo del tedio se repite una y otra vez, sin sorpresas ni descubrimientos, sin Eros genuino. En su centro, ya no tiembla nada; la “revolución” se ha detenido.
Preguntas y Respuestas Clave
- ¿Por qué se ha perdido el valor del arte verdadero? Porque la lógica del mercado y los algoritmos han desplazado la búsqueda de significado profundo y expresión artística, priorizando la eficiencia comercial y la generación de seguidores.
- ¿Qué es el “raunchy sex” y por qué se presenta como una liberación? Es la representación explícita del sexo, a menudo utilizada en redes sociales y medios, que se presenta como una forma de “liberación”, pero en realidad es un reciclaje de los imaginarios patriarcales envuelto en una estética comercial.
- ¿Por qué se utilizan términos como “disidencia” y “subalterno” en este contexto? Son etiquetas que se utilizan para describir a aquellos que se definen como “incómodos” o “fuera del centro”, pero a menudo son estrategias de marketing y nichos estratégicos.
- ¿Qué es el “ciclo del tedio”? Es la repetición constante de patrones y experiencias superficiales, sin sorpresas ni descubrimientos genuinos, que lleva a una sensación de tedio y falta de satisfacción.
- ¿Cómo se relaciona la situación actual con el trabajo de Pier Paolo Pasolini? La frase de Pasolini –“Vivimos en una dictadura del falso progreso”– resalta la idea de que, a pesar de las aparentes libertades y cambios sociales, existe una forma de control y manipulación que se manifiesta en la priorización del mercado y el consumo sobre la autenticidad y el significado profundo.