El Desmoronamiento del Segundo Imperio Mexicano
En el año de 1867, México se encontraba sumido en una guerra civil que parecía sin fin. Tras la caída de las tropas francesas, el ejército conservador, los adeptos a los franceses y los enemigos de Benito Juárez se enfrentaban en una lucha por el control del país. El segundo imperio, liderado por Maximiliano de Habsburgo y con el apoyo de José María del Fresno, se desmoronaba rápidamente. La situación era tan precaria que el ejército, antes de ocho mil hombres, se había reducido a solo cinco mil. La noticia del retiro de las tropas francesas y la desobediencia de Carlota, emperatriz de México, provocaron una crisis total.
La Desesperación y la Búsqueda de Recursos
Ante el panorama desolador, los líderes del imperio se vieron obligados a recurrir a medidas extremas para mantener la capacidad de combate. Se extrajeron salitre y carbonizado maderas para elaborar pólvora, fundieron campanas para crear proyectiles de artillería, arrancaron la techumbre del teatro para las balas y hasta se pensó en sacrificar a los caballos para cocinar un buen asado. La falta de provisiones, como aguardiente y café, era palpable.
Traiciones y Desconfianza
La desconfianza se extendió por todo el ejército. Miguel López, un soldado apreciado, fue acusado de traición al vender 30 mil pesos por el secreto de cómo tomar Querétaro y ocupar el convento de la Cruz. Se armó una verdadera rebatinga para decidir su destino, pero al final se determinó que los adversarios de la República estaban pobres de municiones y privados de azúcar. La situación se volvió tan tensa que los soldados de Mejía buscaban algo que pareciera una bandera blanca.
El Asedio y la Captura de los Lideres
Miramón se tropezó con el ejército juarista al salir de su refugio y tenía un rozón de bala en la cara. Los soldados de Mejía buscaban algo que pareciera una bandera blanca. El único que parecía estar tranquilo y desolado era Ramón Corona, quien tomó al emperador Maximiliano lo más delicadamente que pudo y lo llevó a la tienda de campaña de Mariano Escobedo. “Soy prisionero de usted”, dijo Maximiliano, entregándole su espada.
El Juicio y la Sentencia de Muerte
Se formó una corte marcial en el teatro de Querétaro. Maximiliano, Mejía y Miramón fueron acusados de usurpar la soberanía de México y atentado contra su independencia. A pesar de los esfuerzos de sus abogados, la sentencia fue clara: muerte. Se determinó que Maximiliano había usurpado la soberanía de México y atentado contra su independencia, mientras que Miramón y Mejía habían sido siempre un obstáculo y una constante amenaza contra la paz y la consolidación de la República.
El Cerro de las Campanas: El Fin
Maximiliano, Mejía y Miramón fueron conducidos al Cerro de las Campanas. Maximiliano llegó al paredón con la serenidad de quien cree cumplir con un fatal destino. Mejía y Miramón también fueron fusilados, con Mejía sufriendo un ataque de reumatismo agudo. Se dice que Maximiliano entregó una moneda a cada uno de los soldados que estaban frente a él, y que Miramón rechazó las acusaciones que le imputaban como traidor, emitiendo un “¡Viva México!” antes de morir. Los cuerpos fueron trasladados al Convento de las Capuchinas, con Maximiliano y Mejía colocados en ataúdes “decentes”, mientras que el de Miramón fue llevado al domicilio de su esposa.
Preguntas y Respuestas Clave
- ¿Cuál fue la situación general en México al 1867? Se encontraba sumido en una guerra civil, con el ejército reducido y la desconfianza generalizada.
- ¿Qué medidas extremas se tomaron para mantener la capacidad de combate? Se extrajo salitre, fundieron campanas y se consideró sacrificar caballos.
- ¿Qué ocurrió con Miguel López? Fue acusado de traición y se determinó su destino.
- ¿Qué pasó con Maximiliano, Mejía y Miramón? Fueron fusilados en el Cerro de las Campanas.
- ¿Cómo murió Maximiliano? Fue fusilado con cinco balas, emitiendo un “¡Viva México!” antes de morir.