Introducción: Una Metas Ambiciosas y Dudas Sobre la Capacidad del IMSS
El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) ha presentado recientemente el programa “2-30-100”, una iniciativa con metas cuantitativas que, en apariencia, sugieren un ambicioso plan para mejorar la atención médica a nivel nacional. El objetivo es realizar 2 millones de cirugías, ofrecer 30 millones de consultas de especialidad y brindar 100 millones de consultas de medicina familiar antes del fin de año 2025. Sin embargo, más allá de los titulares llamativos y los gráficos que ilustran estas cifras, surge una pregunta fundamental: ¿estamos ante un verdadero esfuerzo de productividad institucional o simplemente ante una nueva simulación diseñada para ocultar la ineficiencia acumulada durante los últimos años? Este artículo explora las complejidades de este programa, analizando sus posibles implicaciones y cuestionando si el IMSS está abordando los problemas estructurales que enfrenta.
El Desafío de las Metas Numéricas: Más allá de las Cifras
Si bien alcanzar grandes cifras en términos de consultas y cirugías puede parecer un indicador de éxito, la verdadera fortaleza de un sistema de salud reside en los resultados de salud de su población. ¿Acaso más consultas sin diagnósticos acertados, tratamientos completos y continuidad en el seguimiento significan un avance real? El programa “2-30-100” parece priorizar la acumulación numérica, sin considerar las capacidades reales del sistema y los recursos disponibles.
El Director General del IMSS parece confundir productividad con la mera acumulación de cifras, asumiendo que alcanzar grandes números se traduce automáticamente en éxito institucional. Sin embargo, un sistema de salud sólido no se evalúa por cuántas consultas o cirugías ofrece, sino por los resultados en salud de su población.
La Presión sobre el Personal y la Infraestructura
Implementar este programa sin los recursos humanos, financieros ni materiales adecuados pone al IMSS en una situación de riesgo. La saturación de las consultas podría derivar en un aumento de errores médicos, mayor número de complicaciones evitables y listas de espera quirúrgicas aún más largas. El personal médico, muchos de ellos al borde del burnout por las ya elevadas cargas laborales, enfrentan agendas que apenas permiten respirar entre un paciente y otro.
El “Superávit” como Señal de Negligencia
Paradójicamente, el IMSS ha anunciado un supuesto “superávit” financiero. Sin embargo, este exceso de recursos sugiere una negligencia institucional: si hay dinero disponible, ¿por qué no se está utilizando para mejorar los servicios esenciales? En lugar de invertir en infraestructura, personal capacitado o tecnología actualizada, se podría estar perpetuando una situación de ineficiencia.
Preguntas Clave para Evaluar el Programa
Para determinar si el programa “2-30-100” es una solución real o simplemente una simulación, es crucial plantear las siguientes preguntas:
- ¿Cuántas consultas preventivas, familiares y de especialidad se programan actualmente con base en la estructura poblacional real del IMSS?
- ¿Cuántos especialistas se requieren, y de qué tipo, para cubrir 30 millones de consultas anuales? Suponiendo un estándar razonable de 20 consultas por día en 220 días laborables, ¿es esto siquiera viable?
- ¿Cuál es el déficit actual de médicos especialistas? ¿El incremento del 30% anunciado cubre siquiera el mínimo indispensable para cumplir con estándares internacionales?
- ¿Cuántos médicos familiares más se necesitan para cumplir la meta de 100 millones de consultas al año?
- ¿Cuántos equipos de diagnóstico presentan obsolescencia crítica que pone en riesgo la vida de los pacientes?
- ¿Qué impacto tendrá la saturación de consultas en la calidad de atención y el aumento de eventos iatrogénicos?
- ¿Cómo se alinea esta sobrecarga asistencial con el Modelo de Atención MAS-Bienestar, que prioriza prevención, continuidad y atención integral?
- ¿Qué porcentaje de unidades médicas cuentan con historias clínicas electrónicas interoperables?
- ¿Cómo se evaluará el control de enfermedades crónicas y la satisfacción del paciente bajo este esquema?
- ¿Cómo se compensará el desabasto crónico de medicamentos, especialmente para enfermedades degenerativas?
- ¿Cuál será el costo oculto de las complicaciones por diagnósticos tardíos y estancias hospitalarias prolongadas?
- ¿Cómo se relacionarán las metas de medicina familiar con el seguimiento efectivo de padecimientos crónicos?
- ¿Cómo se integrará este plan con las estrategias locales como “Salud Casa por Casa” en zonas de alta marginación?
- ¿Se contempla alguna auditoría externa, por ejemplo de la OCDE, para validar el programa y evitar riesgos operativos?
Conclusión: Más allá de la Simulación, Necesitamos una Transformación Profunda
Este tipo de programas, que priorizan metas volumétricas sin considerar las capacidades reales del sistema, terminan siendo más un distractor político que una solución. La simulación de resultados no sustituye la mejora estructural. Las consultas “exprés”, sin historial clínico adecuado, sin filtros de atención entre niveles y con agendas saturadas, terminan por excluir aún más a quienes más necesitan del sistema.
México necesita con urgencia una política sanitaria seria, articulada y evaluable. El programa “2-30-100” puede parecer una estrategia efectiva en el papel, pero sin sustento operativo, sin personal capacitado y sin mejoras en infraestructura, podría ser otro intento fallido de maquillar una realidad cada vez más crítica. No podemos permitir que el discurso oficial siga ignorando la experiencia cotidiana de médicos, enfermeras y pacientes. El IMSS no necesita más simulaciones ni promesas numéricas, sino una transformación profunda que reconozca sus límites, fortalezca sus capacidades y, sobre todo, garantice el derecho a la salud con calidad, dignidad y oportunidad.