Web Editor

El Retorno de los Dioses Asequibles: Un Vistazo al Cine de Superhéroes

La Nostalgia y la Mitología en el Siglo XXI

Un recuerdo de Superman muerto

Cuando yo era niña, ocurrió un evento que cambió el curso de los ríos y causó tsunamis en el alma: Superman murió. Toda una generación de niños y adolescentes se acercó al mundo de los cómics de superhéroes para darle sentido a ese dolor. Nunca olvidaré la primera vez que vi el cartel con la capa roja de Superman destrozada, sangrante: estaba frente a un puesto de revistas afuera de la oficina de mi papá. Estos carteles estaban en todos los puestos de revistas, el tipo de publicidad que se te mete en los más profundos de la mente y ahí está, creciendo, petrificándose como buen cemento. Mis hermanos y yo pedimos de inmediato la novela gráfica que contaba tremendo hito.

Nuestra edición, en español y publicada por Editorial Vid, nos llevó por semanas del luto a la exasperación por lo tonto que nos parecían algunos de los personajes (¿de verdad nadie puede ayudar a Superman? ¿No que eran todos muy “súper”?) luego de ahí a la expectativa de la continuación de la trama en una serie de novelas que Editorial Vid tuvo a bien titular *El reino de los Supermanes* (un enorme sic).

La Nueva Mitología: Superhéroes como Nuestra Historia

Sé que una generación de lectores de cómics nació en 1992 con *La muerte de Superman* porque fue mi caso. Los elder millennials (yo tenía ocho años, echen cuentas) hubiéramos dado los dedos del pie izquierdo y dos de la mano derecha por seguir leyendo cómics del estilo cada verano, sí. Los diversos grandes hitos en los cómics de superhéroes me hacían feliz, sobre todo los de Batman (¿cómo no sentirme conmovida por el Bruce Wayne caído en desgracia en el ciclo de novelas de *Knightfall*?). ¿Podríamos haber anticipado la llegada del cine de superhéroes? Jamás. Lo deseábamos pero ni en nuestros wildest dreams pudimos imaginar este shock cultural.

Llevamos casi dos décadas de este ya-no- tan-nuevo fenómeno y todavía estamos buscándole sentido. Todos tratando de decir algo inteligente al respecto y sólo nos quedamos entre el berrinche, la descalificación y la adoración acrítica.

El Cine de Superhéroes: Un Canto a Nuestros Héroes Asequibles

Lo que al fin me lleva al tema de este Garage: gente chillando porque la nueva película de Superman es woke o los que lloran porque *Los Cuatro Fantásticos: primeros pasos* es “muy infantil ”. Relájense un montón.

Opino que el cine de superhéroes es el canto a nuestros héroes asequibles. Como escribió Alan Moore —otro genio de la historieta, ni más ni menos el creador de *Watchmen*, considerada una de las grandes obras de ficción del siglo pasado— los superhéroes son nuestra nueva mitología. Así como los borrachos de las tabernas griegas echaban unas monedas para que les cantara *La Ilíada* o los niños pedían que les contaran una y otra vez las aventuras de Teseo, llevamos a los superhéroes en nuestra imaginación global, los vivimos con hambre y heroísmo vicario.

Pero la diferencia con la mitología clásica es que los superhéroes, así peleen contra aliens o criminales inconcebibles, son cercanos. No son dioses. Regresemos un momento a *Watchmen* y Alan Moore. En *Watchmen* Moore escribe sobre un grupo de quijotes que deciden actuar como superhéroes sin ningún superpoder, sólo con arrojo y (cierta) buena prensa. Los superhéroes bona fide, es decir, los que sí tienen poderes, han sido encarcelados, proscritos en un Estados Unidos al borde de la guerra nuclear y con terror a todo lo incontrolable. El único super sigue en libertad es Dr. Manhattan, un experimento nuclear humanoide que puede viajar por el universo, crear colisiones atómicas y destruir mundos como quien pide un Uber. “Dios existe y es estadounidense”, como dice uno de los políticos más despreciables de la novela.

Watchmen: Vigilantes, Humanos y Con Relación con el Pueblo

Los *Watchmen* del título son “vigilantes” que tienen diversos niveles de gloria, pero no pierden su relación con “el pueblo”. Son héroes y también son humanos. Terriblemente humanos.

*Watchmen* es mucho más compleja, pero a esto voy: las historias de superhéroes tienen todo tipo de matices. Van desde la obra más boba hasta la epopeya más cerebral. Disfrutemos de todo el espectro.

El MCU: Juegos Mecánicos y la Búsqueda de Algo Más

La nueva película de Superman es una prueba de todo eso. La cinta de James Gunn del superhéroe más icónico pendula entre una cinta de aventuras sin más ambición que ser entretenida, hasta una reimaginación política del protagonista. Después del tedio de algunas de las películas pasadas de los héroes de DC Comics (te estoy viendo feo, Zack Snyder), este nuevo Superman es una clase magistral de cómo salvar a un universo narrativo que parecía noqueado. (Además, albricias, Superman existe y es reportero. Un pésimo reportero but still. Y qué genial es Lois Lane, ella sí una verdadera periodista que pone contra las cuerdas al pobre Supes).

Supongo que aquí debo opinar del Marvel Cinematic Universe, el tan poderoso MCU. Desde que Disney comenzó a acercarse a Marvel —un aparte para quien me lee desde otra galaxia: DC Comics es la compañía de personajes como Batman y Superman; Marvel, su rival, es la de Spiderman, Iron Man o X-Men—, se sabía que comenzaba a operar una máquina de movimiento perpetuo. La cultura pop iba a ponerse borracha. Sucedió.

Soy demasiado perezosa (y vieja) como para entender del todo eso que llaman “las fases” del MCU, el orden en que las cintas en que el MCU va cobrando sentido. Supongo que si tuviera hijos generación Alpha tendría que hacer un esfuerzo adicional al de sentarme a comer palomitas, pero a mí provecta edad me da fiaca. Denme aventuras, explosiones y colorcitos.

Y es que las cintas de Marvel son más juegos mecánicos que películas en el sentido estricto. Entiendo, celebro, este esfuerzo de darles una articulación más allá de las películas individuales, no obstante de que cada una pueda disfrutarse en dosis pequeñas de cafeína visual. ¿Por qué celebro? Porque, a) esta continuidad entre diversas historias se parece mucho a la cultura original de leer cómics: si quieres seguir un ciclo narrativo completo, tienes que brincar entre diversas historietas y entender cómo se une cada línea narrativa de personajes separados en un conjunto superior, y, b) el cine de verano tiene sentido sólo si te vuelves algo bobo frente a la pantalla.

Quizá la mía sea una perspectiva infantil: tengo la edad mental de una chava de secundaria. ¿Cómo le voy a ponerle cerebro a Martin Scorsese, que famosamente dijo que el cine de superhéroes está creando un público acrítico? Hay algo de eso con lo que concuerdo, no dudo que ver por quinta vez a Robert Downey Jr. interpretando a Iron Man aplane la musculatura mental. Hay más interés de Disney en hacer dinero que en dar un producto de calidad.

Mi amigo Miguel Toro, un gran conocedor del cómic de superhéroes, me da las respuestas más inteligentes en contra de este cine que nos emboba con luces epilépticas. Parafraseando a Miguel, el cómic de superhéroes hace años que alcanzó la mayoría de edad. ¿Por qué los cineastas se obstinan en (solo) retratar la parte más estúpida del género? El humor del MCU es predecible, útil para embobarse un ratito (qué horror el arte útil). Directores como Taika Waititi y el ya mencionado Gunn han perjudicado al género con su humor más bien estúpido. Pero en el cómic hay otras cosas: drama, análisis social, muertes, dolores y consecuencias. Miguel me dijo que la nueva película de Superman le pareció mediocre: se abre un hoyo negro que corta a Metrópolis en dos y NADIE se muere. Pues sí, infantil.

Pero, ¿qué buscamos en el cine de cómics más allá de dos horas de evasión? Para mí el verdadero problema es cuando este cine se vuelve un bodrio que ni se digiere ni divierte. No me pongan a pensar más allá, el verano para mí, esa niña que se impresionó con la capa rasgada de Superman, es una sorpresa con personajes en mallitas. Para mí en el cine de superhéroes no hay nada nuevo, pero todo me resulta asombroso.